miércoles, 17 de febrero de 2021

Encuentro en Ombúes-Conchillas


Continuando el X CAMPAMENTO COLIBRÍ, comenzado en Lago Merín, que como está previsto se extenderá durante todo el año 2021 por distintos lugares de la Patria Grande, esta vez nos reunimos en Conchillas, departamento de Colonia, Uruguay.

Este encuentro en Conchillas, con “precuela” y “secuela” en Ombúes de Lavalle, me hizo volver en el tiempo a los a los primeros encuentros donde no por temas de pandemia sino por motivos de convocatoria en sí, que se realizaba más que nada boca a boca entre quienes tenían posibilidades de ir y estaban en búsqueda o visiblemente más necesitados, éramos pocos pero igualmente disfrutábamos mucho.

Nos juntamos con Erik desde el barrio Casabó en Montevideo como a las 17:30 del sábado 13 luego de finalizada la olla popular de la Parroquia San Alberto Hurtado después de dejar a Florencia en su casa y de organizar otras cosas.


Partimos a pleno sol y ni bien salimos a la ruta compartiendo charlas y mates comenzó a encapotarse el cielo y veíamos que íbamos a tener lluvia la mayor parte del viaje, pero en breves momentos de cambio la naturaleza ya nos regaló el primer buen augurio de que todo iba a salir lindo!!!

Después sí se largó una lluvia muy fuerte por momentos hasta que llegamos a Ombúes con muy poco agua donde nos esperaba la barra en lo de la Pocha (oh, sorpresa, incluida la misma Florencia que habíamos dejado 3 horas antes en Montevideo, que a través de la tecnología se estaba comunicando con Dahiano) donde realmente siempre nos hacen sentir siempre muy bienvenidos…debe ser por eso entre otras cosas que cada tanto volvemos, jajaja!!!

Allí en la previa también nos pusimos al día de cómo andaba cada uno y las ganas que ya teníamos de empezar el encuentro. Mientras compartíamos una rica pascualina y pastel de carne ya aprendimos a jugar al “Uno Flip”, un juego nuevo de cartas bastante competitivo que trajo Abigail y entre una cosa y otra se disfrutó tanto que se olvidó el cansancio hasta que a las 2 de la mañana nos venció.

Al otro día, ya sin lluvia, como no estaba planificado según el reporte meteorológico, partimos alrededor del mediodía con Belén, María y Abigail para la casa en Conchillas donde nos estaba esperando Jessica con su madre Adriana y su padre Nelson que la fueron a llevar y le hicieron el aguante mientras llegábamos…

Al igual que otros encuentros cada uno llegaba, permanecía y se iba según sus necesidades y tiempos, como en el caso de Tania y Mauro que llegaron el domingo de tardecita, Roberto que llegó el lunes de tarde, Álvaro que iba a pasar la tardecita y la noche porque tenía que trabajar y la Pocha, Dahiano y Florencia que también iban cuando podían por sus distintas actividades.


Este encuentro en particular me recordó a lo que deberían haber sido las primeras comunidades, donde cada uno encontraba su lugar y estaba atento a lo que era necesario aportar para no sobrecargar a nadie de trabajo sin dejar de disfrutar de todo lo que se compartió y se convivió en un ambiente de buena onda y energía positiva.


Si bien fue un encuentro más lúdico que reflexivo, porque no habíamos tenido vacaciones y nos dedicamos más que nada a los juegos de mesa cuando picaba el solcito, y después a la playa y al volley.


Tampoco olvidamos disfrutar de los atardeceres que nos brinda nuestro querido oeste y del contraste entre lo natural en nosotros y lo artificial que nos imponen. 

En la noche del domingo, luego del los juegos nocturnos del “Uno Flip” que jugamos entre 4 parejas, el “Dígalo con Mímica” y el “Advinar los sonidos” que jugamos en 2 grupos, se armó cantarola mientras se preparaban las ricas pizzas para la cena…después de la cual salimos a caminar por las calles desiertas escuchando los sonidos de la naturaleza desde el silencio…

Imagino que en esta caminata cada uno se entregó al momento disfrutando del paseo sin pensar en nada, olvidando sus mambos internos (que independientemente de la edad, todos tenemos) o los digirió y en el mejor de los casos tomó alguna resolución sobre los mismos.

Así llegamos a la playa y recorrimos el muelle, donde el sonido del viento y de las olas rompiendo predominaban y nos dedicamos a observar un cielo estrellado en todo su esplendor como sólo se puede apreciar en estos lugares alejados de las luces de las ciudades.

Después de un rato emprendimos el regreso buscando constelaciones en el cielo nocturno, más alegres y charlando en un lindo ambiente donde los amigos de los amigos se hacían amigos en común para disfrutar luego de un merecido descanso.


En la tarde del lunes tuvimos nuevamente tarde de playa y volley con la compañía de Salpicho, Nelly, Tito, Melody y Jazmín que fueron a visitarnos…


El lunes de noche, mientras Erik y Roberto se encargaban de preparar el fuego para el pollo y los chorizos que venían en viaje desde Ombúes,  los demás participamos de una cacería nocturna organizada por el grupo 4 Elementos de Conchillas.


Dicha cacería consistía en encontrar 4 “grillos” (jóvenes con linternas) que tenían diferentes consignas y pruebas de resistencia física, ingenio y agilidad mental para los 5 integrantes de cada uno de los grupos, cosa que si bien implicó dividirnos en distintos grupos no nos resultó un problema.





Lo lindo de esta cacería es que no importaba el “puesto” que un equipo obtuviera, siempre recibía un premio.


Cuando volvimos encontramos a los fogoneros  sentados alrededor del fuego y ya nos gustó para armar guitarreada y canto mientras se esperaba a quienes venían desde Ombúes para continuar  en el mismo ambiente mientras se hacía el arroz y se asaban las carnes…




El martes luego del almuerzo fuimos a remar en kayak por el arroyo volvimos a la casa a dejar todo limpio y ordenado como corresponde, ordenar las cosas y volver a Ombúes de Lavalle, no sin antes pasar por Campana a dejar a Jessica en su casa y despedirnos de Adriana y Nelson.

Una vez en Ombúes dejamos a las chicas en lo de la Pocha, levantamos a Florencia que volvía con nosotros a Montevideo, nos despedimos como corresponde esperando el reencuentro y con Roberto en la retaguardia emprendimos el viaje de regreso con grandes e inolvidables recuerdos y bien cansados, lo que demuestra que se disfrutó de lo lindo!!!


Durante todo el encuentro se hizo sentir un clima de afecto, de amistad y de inclusión donde todos nos sentimos tan bien que no nos queríamos ir…y eso quiere decir todo!!!

Un gracias enorme a Jessica que se encargó de la logística de conseguir la casa, que fue muy necesaria para alguna noche que llovió, y para que se desarrollara todo de la mejor manera posible.

Abrazos!

Leo.

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