Un tal Jesús
de Nazaret es invitado al cumple de Andrés y Thiago, que se realizará este
fin de semana próximo, en “La Planta Pionera”, ruta 55 km 19,700 en las afueras
de Ombúes de Lavalle en el departamento de Colonia.
Jesús hoy
andaba por una pequeña llanura que bordeaba la orilla del mar de Galilea
(también llamada Genesaret) Jesucristo venia de realizar algunas curaciones
milagrosas en esta región. Según el historiador judío Josefo, esta llanura era
una región hermosa, fructífera y bien regada, donde crecían nogales, palmas y
olivos, y donde podían hallarse higos y uvas durante diez meses del año.
Jesús se fue
a la región donde se encuentra Tiro. Entró en una casa, pues no quería que
nadie se enterara de que estaba ahí. Tenía claro que no quería ser reconocido
como una mano santa, un sanador. Su misión era hacer descubrir que teníamos un
Padre – Madre amoroso, que nos invitaba a descubrir el sentido profundo de la
vida humana: reconocernos creaturas amadas y viendo ese amor como hermanos.
Jesús era un
ser humano y estaba cansado, y según su formación bíblica, hasta Dios había
descansado, por lo cual su espiritualidad le daba el derecho al descanso. Mas
bien: descansar era parte de no caer en la tentación de creernos que alguien
o todo, depende de nosotros.
En la región
había una madre desesperada, porque su hija estaba poseída por un demonio. Esta
mujer en el pozo de agua, donde se ponían al día las mujeres, había escuchado
de ese tal Jesús, un judío que tenía poder sobre el mal. Por casualidad a la
tardecita de este día, ve pasar a una barra de hombres, acompañados de algunas
mujeres, y su instinto de mujer le señalo que era el tal Jesús. Si bien eran
hombres iguales a todos los hombres en su modo de vestir y aparecía física, lo
distinto era que las mujeres que caminaban junto a ellos, no se mostraban
sumisas como era lo correcto según la cultura. Ellas caminaban alado de lo hombres con los
cabellos libres movidos por la suave briza.
Esta mujer, madre, entro sin llamar a la puerta y reconoció a Jesús que estaba sentado a la mesa, con su comunidad, compartiendo el pan, el vino, cenando. Si bien vio, gratamente sorprendida, que las mujeres también estaban recostadas sobre los almohadones de la misma manera que los varones, ella eligió sentarse a los pies de Jesús.
Sintiéndose
recibida por la mirada de Jesús, y ante el silencio de todos los presentes,
ella por su manera de vestir, por sus collares y caravanas, sabía que había
sido identificada como una mujer Fenicia. Los judíos del pueblo que era Jesús y
sus primeros discípulos, no se relacionan con los cananeos que eran los
habitantes de lo que hoy es Siria. Una de las razones es porque son
politeístas, si bien creen en el Dios de Abrahán, también realizan otros ritos
paganos para los judíos.
Esta mujer
en el desespero de buscar la curación de su hija, había realizado distintas
ofrendas religiosas, a distintos dioses y ahora venia en búsqueda de otra
experiencia. Ante el pedido de la mujer, Jesús le responde como un correcto
judío: "Deja que
coman primero los hijos. No está bien quitarles el pan a los hijos para
echárselo a los perritos".
A nadie le
agrada sentirse tratada como perro, pero el diminutivo, el acento de voz, la
mirada, y que Jesús la escuchara y dialogaba con ella, le dio confianza.
Entonces la mujer que es dadora y defensora de la vida por sobre todas las
cosas, confió que este varón atado a la ley, que había respondido según su
razón, también tenía corazón y le hablo de corazón a corazón: "Sí, Señor; pero también es cierto
que los perritos, debajo de la mesa, comen las migajas que tiran los
niños".
Jesús
descubrió en ese mismo instante que en su corazón querían entrar también los no
judíos. Y disfruto de la experiencia de sentirse reconocido, amado por una
mujer de otra cultura, con otras creencias. Vio que eso era bueno, que ese era
el camino de su Padre Madre Dios. Concediéndole a la mujer su pedido e
invitándola a que regresara a disfrutar de la sanación de su hija, diciendo: "Por
esta respuesta, vete; ya el demonio ha salido de tu hija." Cuando ella
volvió a su casa, halló que la niña estaba acostada en la cama, y que el
demonio había salido.
En la mesa con Jesús continuo la comida compartida. Nadie comento con palabras lo sucedido, pero las mujeres que acompañaban a Jesús, se miraron sonrientes entre ellas. Ya no eran solo mujeres judías que descubrían que Jesús era un varón que vivía una religiosidad acogedora a cada uno, a cada una, así como se acercaba, coherente con su predicación de un Dios que nos consideraba hijos amados y por lo tanto teníamos que tratarnos como hermanos...
Ese Jesús, el de corazón grande, que nos recibe a cada una y cada uno así como nos acercamos a el y no es necesario ningún rito de purificación para dialogar con él y recibir su amor, que mejora la vida, quitando demonios.
Ese Jesús es quien seguramente desde ya vibra, disfruta, del inédito encuentro que va a tener con cada uno de nosotros en la fiesta de cumple de Andrés y Thiago… Incluso ese encuentro se puede dar por la comunicación por estos medios… porque Jesús se encuentra con quien quiere encontrarse con el…
Marcos 7, 24 - 30
Muy hermoso...seguramente ese cumpleaños será especial!!!
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