domingo, 26 de junio de 2011
El constructor de puentes
Les quería compartir una historia que comentamos en un retiro de la comunidad Alberto Hurtado en el barrio Casabó...
"Se cuenta que, en una oportunidad, dos hermanos que vivían en fincas vecinas, entraron en conflicto. Fue la primera gran pelea en toda una vida trabajando lado a lado, repartiendo las herramientas y cuidando uno del otro.
Durante muchos años recorrieron un camino estrecho y muy largo que acompañaba la orilla del arroyo para, al final de cada día, poder cruzarlo y disfrutar la compañía del otro. A pesar del cansancio, hacían la caminata con placer, pues se amaban.
Pero ahora todo había cambiado. Lo que había empezado con un pequeño mal entendido finalmente explotó en un intercambio de palabras ásperas, seguidas por semanas de total silencio. La separación se hizo más amplia cuando un día el hermano menor, decidió cambiar el curso de un arroyo para marcar la separación de sus tierras.
Una determinada mañana, el hermano mayor oyó que golpeaban a su puerta. Al abrir se deparó ante un hombre que llevaba una caja de herramientas de carpintero en la mano.
- Estoy buscando trabajo, le dijo. Quizá usted tenga algo para hacer, por pequeño que sea.
- ¡Sí!- le dijo el campesino- claro que tengo trabajo para ti. ¿Ves aquellos campos más allá del arroyo? Son de mi vecino. En realidad, mi hermano menor. ¡Nos peleamos y no puedo soportarlo más! ¿Ves aquella pila de madera cerca del granero? Quiero que construyas una cerca bien alta a lo largo del arroyo para que no tenga que verlo más.
- Creo que entiendo la situación, dijo el carpintero. Muéstreme donde está la pala, el martillo y los clavos.
Como necesitaba ir hasta el pueblo cercano, el hermano mayor mostró al carpintero donde estaba el material y se marchó.
El hombre trabajó arduamente durante todo el día, midiendo, cortando y martillando. Ya anochecía cuando terminó su obra.
El campesino regresó de su viaje y sus ojos no podían creer lo que estaba viendo. ¡No había ninguna cerca!
En vez de la cerca había un puente que unía las dos orillas del arroyo. El campesino marchó enfurecido al encuentro del carpintero, pero al mirar otra vez hacia el puente, vio al hermano aproximándose de la otra orilla, corriendo con los brazos abiertos. Por un instante permaneció inmóvil. Pero, de repente, en un único impulso, corrió hacia su hermano y se abrazaron llorando en el medio del puente.
El hermano menor dijo: "Pensar que yo quería separarnos y cambié el curso del arroyo, y tu sin embargo mandaste construir un puente para unirnos de nuevo".
Entonces el hermano mayor se volvió hacia el carpintero, que ya estaba marchándose con su caja de herramientas, y le pidió emocionado: "¡Espera! Quédate con nosotros algunos días más".
Pero el carpintero le contestó: "me gustaría mucho quedarme, pero tengo muchos otros puentes para construir."
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