En este otoño, pasó otro fin de semana que la tranquilidad de nuestro Lago Merín convocó mucha gente. Los asados, caminatas, siestas, mateadas se tejieron sin ruido entre vecinos y turistas. Sin faltar los niños, que aún se animan a gozar de sus extensos arenales y de su tibia agua dulce.
Como en primavera, el altar de la capilla Stela Maris fue revestido de flores. Rodeado por la comunidad, familiares y amigos que acompañaron a Celia y Daniel, en la misa de acción de gracias por sus cincuenta años de Matrimonio. El amor se da y en particular a quienes más los necesitan. Por eso la bendición final la recibieron con gran emoción especialmente los que no les ha ido tan bien en lo familiar…
Los Laguneros que fueron mayoría, recibieron a montevideanos, Rio Branquenses, Olimareños, Canarios, y Melenses. Estando presente también los que físicamente no estaban, pero tiene como referencia esta comunidad por la participación en el verano, lugar donde se comparte y se alimentan sus vidas.
Y la Palabra Bíblica del tiempo Pascual se hizo carne y hueso en la comunidad reunida. El pan de la Palabra que trasmite misericordia y paz; junto al pan de la ternura de los abrazos cálidos y gratuitos; complementados con el pan de los saladitos y dulces, en un clima festivo de encuentro, que nos hace familia Hijos del mis-mo Padre y Madre, nos reveló la presencia del Espíritu de Dios hoy. Esta es nuestra espiritualidad: « LA DEL PAN COMPARTIDO ».
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