jueves, 30 de abril de 2015

"Los que amamos la vida en común"

Los que amamos la vida en común, los que preferimos la democracia,  participamos de diferentes maneras  en este tiempo previo a las elecciones departamentales.
   Es hermoso llegar al día de votación, sintiéndose parte de alguna agrupación.  Cuanto más se aporta más tranquila la conciencia debería estar, más allá de los resultados.
   Lo mismo ocurre en otros tipos de organización, como  la familia, las cooperativas, los  gremios,  los barrios,  los clubes deportivos,  los  grupos religiosos.
  El ser humano, se humaniza en relación con otros. Lo comunitario nos pule, nos poda, nos tendría que permitir sacar lo mejor de nosotros mismos.
 En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A  todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. 
Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. 
Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. 
Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos.»   San Juan (15,1-8)
El texto bíblico está dirigido a los creyentes, la fe cristina no se puede vivir individualmente, la fe cristiana crece y da buenos frutos desde la vida comunitaria.
 
«La unión hace la fuerza», esto se da en cualquier organización. Lo que hace fuerte y fecunda a una institución es tener un claro horizonte común, con  objetivos a realizar. Uno de los peores males es tener integrantes solo por interés de dinero, por obligación o con deseo de poder.
 
Si bien el individualismo se auto-excluye de lo comunitario, a veces se esconde dentro de lo grupal. Siendo la falta de autoestima la causa principal de la dificultad de relacionarse con semejantes en el tiempo; el individualismo en lo grupal se concretiza por  liderazgos mesiánicos o posturas de víctima.
Una comunidad inmadura deja que «los mesías» hagan o  digan todo lo que hay que hacer, pasando los más débiles a « ser peones» sin palabra de decisión.
 
Una comunidad que va madurando, acepta a los individualistas, planteándoles la posibilidad de su participación en un lugar concreto, que lo haga sentir parte, agradeciendo a los otros, sintiéndose valorizado por su aporte dejando participación a otros.

El evangelio también propone podar, por lo tanto la comunidad tiene que animarse a tomar decisiones con los que no quieren la vida en común.
Nacho

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