jueves, 17 de septiembre de 2015

“El que quiera ser el primero... El que recibe a un pequeño...

EL SERVICIO Y LOS PEQUEÑOS, LUGAR DE DIOS
Los verdaderos amigos bien se conocen entre sí y gustan encontrarse. Don Roberto Cáceres, alguien que muchos consideramos un amigo de Dios, gusta de encontrarse con Jesús. En la oración y en la vida es feliz en su presencia.
Entre tantos encuentros que tiene, don Roberto comparte que le gusta mucho ver las noticias de la prensa para descubrir la presencia del Evangelio de manera subyacente en las actividades humanas.
Los que no se conocen, pueden cruzarse cada día sin reconocerse. Los que no conocen la palabra bíblica, los que no conocen a Jesús, quizás lo buscan o adoran donde no está. Quizás están con Él sin saberlo…
SER LOS PRIMEROS
Hay un sano deseo humano de superación personal, el cual estaban viviendo los primeros discípulos de Jesús y ese mismo deseo está dentro de nosotros. El mundo nos propone esforzarnos para llegar a los primeros puestos de poder, de belleza, ser primeros en lo deportivo, en la acumulación de bienes materiales, en ser reconocidos socialmente.
Jesús nos dice:
  “el que quiera ser el primero, 
debe hacerse el último de todos 
y el servidor de todos”.

Después tomo a un niño y dijo: 
El que recibe a uno de estos pequeños en mi nombre,
 me recibe a mí, 
y el que me recibe,
 no es a mí al que recibe, 
sino Aquel que me ha enviado

(Marcos 9, 30-37)
SERVIR A DIOS
Entonces encontrase con Jesús en la vida cotidiana es: procurar descender  y no escalar, servir y no mandonear; recibir a los niños, a toda persona debilitada y no descartarlos ni dañarlos.
Una persona amiga de Dios, descubre el Espíritu de Dios actuando en el mundo en muchas personas con buena voluntad que con humildad y amor eligen los puestos de servicio, asumen el cuidado de personas pequeñas de edad, de salud, de posibilidades.
Una persona cercana a Dios es capaz de descubrirlo en tantas actividades humanas, las cuales en su mayoría se hacen sin nombrarlo a Dios. Actividades al servicio del bien común, al servicio de todo lo verdaderamente humano, al servicio del cuidado y crecimiento de los más pequeños, al servicio del buen vivir para todos.

Un hombre  de Dios es profeta: ve, saborea y anuncia su presencia, ve y denuncia la injusticia comprometiéndose con la liberación
Nacho

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