“Que el hombre no separe lo que Dios ha unido”.
Palabras bien claras de Jesús sobre los que se unen en matrimonio por voluntad de Dios.
Reflexionando un poco sobre el cristianismo y sobre el casamiento por la Iglesia, me sugieren algunas preguntas:
1) ¿Los cristianos en general aprendemos a discernir la voluntad de Dios?
2) Cuando la pareja pide el Sacramento del matrimonio ¿Qué relación tiene con Dios? ¿Qué pertenencia y participación en alguna comunidad cristiana tienen? ¿Cómo alimentan su Fe en la oración, en la celebración de los demás Sacramentos?
3) Y una pregunta para el ministro y la comunidad que es testigo de la celebración del Sacramento del matrimonio ¿Qué acompañamiento de la comunidad tuvo esta pareja antes y después del Sacramento?
Disculpen, pero creo que la mayoría de los casamientos son VOLUNTAD DE LOS HOMBRES Y SUS CIRCUNSTANCIAS. Incluyendo que el matrimonio se lleva adelante solamente con la ayuda de los hombres. Ni la comunidad, ni la gracia de Dios tienen participación. Entonces la mayoría de los divorcios “NO ES SEPARAR LO QUE DIOS UNIÓ”. Es simplemente dejar de lado un rito celebrado… muchas veces con muy buena voluntad.
Y hablando del divorcio, de la separación de una pareja más allá de lo religioso “HAY CASOS Y CASOS”, según mí entender el deseo de Dios. Donde uno de los dos no es fiel, no es respetuoso, no es verdadero, o es violento… creo que el divorcio no es un mal sino un bien. Por lo tanto la persona afectada tiene todo el derecho de emprender una relación nueva.
Pero me parece que el punto central DEL DESEO DE DIOS, es que se llegue al matrimonio con buenos cimientos de noviazgo. En cuanto al conocimiento mutuo, los sueños comunes, la realidad laboral, el cultivo de la misma Fe, la vivencia del amor… Y el camino comunitario para edificar bien sobre esos cimientos.
El texto Bíblico agrega “la libertad” ante los padres de uno y otro. Libertad afectiva, económica y de proyecto de vida.
Creo que el crecimiento de los divorcios, tanto el civil como el religioso, nos tiene que llevar a reflexionar sobre ¿con qué cimientos se da el paso y con qué acompañamiento se cuenta?
Para nuestra Iglesia es fundamental: LA RELACIÓN CON DIOS DESDE UNA VIVENCIA COMUNITARIA (Marcos 10, 2-16)
Nacho
Un análisis muy interesante, es cierto que la unión y separación se da entre personas y se deben analizar los aspectos alrededor de esto, también ofrecer apoyo psicológico durante la separación y después de ella, en especial para los hijos de la pareja.
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