lunes, 21 de septiembre de 2015

RECUERDOS DE MAESTRAS


Estábamos terminando sexto año de escuela, y recuerdo que nuestra Maestra nos propuso hacer un barquito de papel. Nosotros los niños que ya nos veíamos el año próximo en secundaria, dejando la moña y usando corbata, nos miramos sorprendidos y nos pareció una propuesta de la maestra para niños de jardinera. Entre risas cada cual realizó su barquito.
Entonces la Maestra tomó uno de ellos y nos dijo, con una voz que le salía bien de adentro, como queriendo que nos llegará a lo más profundo:
- En la vida encontrarán tres tipos bien definidos de personas: los que son como barcos que se quedan anclados en un puerto, AMARRADOS  a un hecho doloroso de su vida o amarrados al pasado diciendo que lo mejor ya fue. Otro tipo de personas que se largaron a navegar por la vida, como ESCAPANDO del puerto de partida, y andan movidos por los vientos, sin rumbo ni horizonte. Y un grupo pequeño de personas, que se han animado a ir mar adentro, ENCONTRÁNDOSE con otros barcos diferentes, visitando otros puertos y cada tanto vuelven a su puerto de partida, para alimentarse en él, para curar heridas, para perdonar la historia, para volver a estar dispuestos a lanzarse a navegar…
Cuando niño no comprendimos la despedida que nos hacía la Maestra de sexto año, la profecía que nos estaba diciendo. La cual finalizó diciendo: 
– en la vida, ustedes TENDRÁN QUE ELEGIR QUE TIPO DE BARCO QUIEREN SER, qué persona eligen ser: una persona amarrada, una que escapa a su historia, o la persona que se anima a ir más allá, sin olvidar su navegar…
La primera generalmente se amarra a personas cercanas o a personas presentes en su mente y en su corazón…
La segunda no logra mantener relaciones estables, anda de enamoramiento en enamoramiento…
La tercera va aprendiendo a convivir, a navegar, a relacionarse, con las virtudes y errores propios y de los demás. Va aprendiendo a recoger lo bueno y perdonar lo no tan bueno. No toca el cielo en los aplausos, ni se hunde en las críticas… simplemente navega gozando y sufriendo… pero por sobre todo agradeciendo los pequeños servicios, e intentando servir sin esperar nada a cambio…
Cada tanto vuelve a su infancia, vuelve a su familia, vuelve buscando el amor vuelve a sanar heridas, vuelve a perdonar… Es una persona de ENCUENTRO… Cada tanto vuelve al inicio de su vida, vuelve a Dios de manera muy pero muy agradecida, diciendo “aquí estoy papito mío para hacer tu voluntad”…
En el día del Maestro, de la Maestra, recuerdo con Mayúscula a tantas Maestras y Maestros diferentes que me han hecho lo que soy… Diciendo que con cincuenta años he pasado por momentos, por períodos de SER cada uno de los TRES barcos… Hoy me siento navegando como el tercero, pero no me siento libre de volverme uno de los otros dos…
La libertad para el encuentro, se debe elegir cada día, en cada encuentro… y esa libertad tiene mucho que ver con esa vuelta diaria al encuentro con “PAPI” con el origen de nuestra vida, el liberador, el Padre Nuestro…
Nacho

No hay comentarios:

Publicar un comentario