sábado, 30 de diciembre de 2023

JESÚS QUIERE ENCONTRARNOS PARA SER BENDICION UNOS PARA OTR@S

Visitamos la Laguna Merín:"pesebre de 12 de nuestros campamento de Encuentro Teológico Colibrí. Estamos transcurriendo el  embarazó de nuestro XIII Encuentro, a días de dar a luz. 
Esta vida nueva, ya se mueve desde un buen tiempo en el vientre, en el hígado, en la mente, en el corazón, en los bolsillos y relaciones de muchas y muchos en toda la Patria Grande: Argentina. Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay, Uruguay. 
También está haciendo su jugada Herodes, que esclaviza, consume, excluye o mata a inocentes...con "regalos que alimentan el ego para proponernos la felicidad separados, o el ser como Dios salvado alguna situación. ambas fomentan la grita entre los diferentes"... El poder tiene poder y servidores, reina dividiendo. 
También los herodes de hoy, los de afuera y los de dentro nuestro, buscan que no seamos parte del tejido de los encuentros entre diferentes. 
La capilla está pintada, el pasto cortado, el patio limpio, con árboles con sombra y flores. Hay una comunidad que durante todo el año rezo, trabajo junta y nos recibe. Para no repetir la historia de imposición o colonización, siempre hay que saber "descalzarse" cuando se es visitante. El amor en una de sus manifestaciones es "el respeto por el otro" resaltando lo que hay de vida en cada lugar, cada persona y grupo humano. 
PALABRA : Lucas (2,22-40) ENCARNADA EN NUESTRO ENCUENTRO:
Cuando llegó el tiempo de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor. 
El capitán de nuestra vida , de nuestras decisiones nos dirá si participamos o no del campamento.... Escuchemolo... 
y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: "un par de tórtolas o dos pichones".
Cada uno ofrecerá para el bien de todos sus dones y bienes, en tiempos difíciles especialmente para quienes vienen de Argentina. El señor invita a muchos para que se de el milagro de multiplicación de abrazos y panes.
Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre honrado y piadoso, que aguardaba el Consuelo de Israel; y el Espíritu Santo moraba en él. Había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo. 
 Mucha gente anda detrás de los espejos del consumismo... El cristiano siente el deseo, y está invitado a ser parte de: un pesebre viviente, de una multiplicación de los panes, curaciones de cuerpo y alma, de un encuentro en el pozo de agua viva, ser parte de alguna resurrección.... Acá lo hemos vivido y se nos invita a ser parte de un nuevo signo del su Reino, dejándolo a él que sea nuestro centro. 
Cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo previsto por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: «Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.»
Este año ha sido un año de varias despedidas muy queridas... En estos días fue la Pascua de Wilson Díaz que participó de algún campamento con nosotros. Vivió y murió  franciscanamente. Con una vida sencilla, fraterna, alegre, en las periferias de nuestra diócesis, dando lugar en su corazón y casa a TODOS, incluso los que son expulsado o no son bienvenidos en otro lugares, lo que le trajo muchos problemas. Descanso en paz después de esta vida.
Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño.
Simeón los bendijo, diciendo a María, su madre: «Mira, éste está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te traspasará el alma.» 
También hemos tenido nacimientos, de vidas nuevas, niños, emprendimientos, relaciones ... que han superado y tendrán que enfrentar dificultades... pero es muy distinto creer que esto es algo solo propio o creer que proviene de Dios y él esta acompañando.
Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana; de jovencita había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo día y noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Acercándose en aquel momento, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén. Y cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acompañaba.
Todas y todos estamos invitados a encontrarnos para ser parte viviente de estos: "pequeños milagros"; y vivir el Amor de la solidaridad, el abrazo, el diálogo, el trabajo, el juego, la gratuidad, oración...  alegrandonos con las alegrías de los demás y siendo motivo de esperanza ante las dificultades. 

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