lunes, 25 de diciembre de 2023

TUPAMBAE: MISA, BAUTISMO Y BENDICIONES DE NAVIDAD

En la misa de Tupambaé fue noche buena y navidad, para toda la comunidad, para la niña bautizada y su familia y en especial para tres "parejas-matrimonios" que pidieron y se les ofreció la BENDICIÓN DE DIOS. 
Cuando culminamos cada misa somos enviados a compartir con otros: el amor, el perdón, la buena noticia recibida en el encuentro con Jesús. Y así fue en Tupambaé, al final de la misa, una niña feliz, y con una fe profunda bendijo a estas personas que desde hace un buen tiempo están caminando juntos en el amor. 

Un matrimonio eran sus padres. Como comunidad fuimos testigos de lo que significa para los que por una una u otra razón no han celebrado el sacramento del matrimonio, lo que significa para ellos recibir la bendición de Dios. Fue nuevamente Navidad porque dimos lugar a que Dios en Jesús se acercase a Todos.

El Papa francisco se ha propuesto de modo sinodal, entre tod@s, volver a Jesús de Nazaret. Toda institución necesita normas, pero con el tiempo se puede perder el espíritu y centrarnos en la legalidad. El sábado es para el hombre y no el hombre para el sábado, dijo Jesús, cuando los fariseos del templo, centrados en la ley, lo criticaron, porque se acercó a un hombre enfermo y lo curo el dia sabado, lo que no estaba permitido por la ley. 
En cada cada momento, en cada encuentro, Dios nos habla, pero en especial cuando nos reunimos en su nombre, El nos muestra su rostro. En el momento de la homilía en Tupambaé, la niña a ser bautizada comenzó a llorar. Un niño se levantó y se fue afuera. La verdad que me sentí mal. Mis palabras tenían dificultad para ser escuchadas, la atención estaba en otro lugar. Me dolió que el niño se levantara y se fuera. Después el niño regresa con una mamadera para calmar las lágrimas de su hermanita. 
Esto nos llevo a la reflexión: cuantas veces alguien llora cerca de nosotros, o se va. El sufrimiento y las despedidas son son muy duras.

Muchas veces nuestro razonamiento no entiende. Y a veces nos sentimos culpables o señalamos a alguien como responsable de ese dolor, o rotura en la relación humana. La fe en Jesús, quien se hizo presente en el amor junto a nosotros, y tambien partio, tambien pareció que con su muerte todo se terminaba, volvió resucitado, para quienes lo quisieron recibir. 
Así como el niño fue a buscar el alimento para calmar el hambre de su hermana, así Jesús mismo se ofrece en su Palabra y en la Eucaristía, como perdón para nuestros errores, curando nuestras heridas y alimentándonos para el camino. 

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