Nada bueno puede salir de ahí.
Una madre que trabaja de limpiadora, sin estudio, con pocas luces. Un padre enfermo de alcoholismo , violento. Como si fuera poco han tenido siete hijos. Suma de males de muchas familias pobres: “la inconciencia de traer gurises al mundo sin posibilidad de darles estudio y ni aún lo necesario materialmente”. Seguramente nada bueno puede salir de uno de esos tantos muchachos llamado: Luis.
Esto ocurría en Salto (ciudades del interior). La lógica se daba, este muchacho : “nació torcido, y crecía torcido”. Flojo para el estudio, no le gustaba trabajar. La salida con sus “amigos” en la noche era su único sentido existencial. En la calle todo se compra y se vende, entonces hay que ingeniárselas para hacer dinero (cuando no se labura, cuando la familia no te lo da, hay que ser astuto para obtener plata sin caer en cana).
La búsqueda desesperada de los pobres muchas veces los hace tomar elecciones “peores”. Todo andaba mal en el interior. Entonces esta familia decide mudarse a Montevideo. Mejora la entrada económica. La madre consigue empleo de limpiadora en Tres Cruces. El padre en diversas changas. La capital es ciudad con más posibilidades económicas. Pero más gastos. Y mayor posibilidad de desintegración familiar.
La lógica continúa su curso y el pobre matrimonio se disuelve. En plena adolescencia Luis toca fondo. Lo único que hacia más o menos bien era jugar al fútbol. Decide romper con su equipo. Conclusión: Familia destruida, sin estudio, sin trabajo, sin equipo, únicamente con “la barra de la noche”: póngale la firma el final será la cárcel.
Aparece una estrella
El Amor que es sumamente libre , como la suave brisa, silenciosamente se introduce en los lugares más inesperados. En todo pesebre aparece una estrella. Luis se cruza en el camino con Sofía. Una muchacha distinta a él. Que le dice con la melodía del amor (que es desear lo mejor para el amado)
-“Vos podes”.
La mirada “baja” de empobrecido que tenía este muchacho, se elevó hacia lo alto de esos labios, de esa tierna mirada entre rulos rubios, que creyó en él. La luz de las estrellas en la noche nos permite ver nuestro propio rostro. Unos prefieren oscurecerla o escapar de la luz para no tomar conciencia de las manchas de su ser.
Luis prefirió el camino angosto de intentar mejorar su imágen. Se puso a entrenar debidamente. Canalizando tantos golpes recibidos pegándole fuerte a la pelota. Llegaron los goles. La hinchada de los Tricolores lo acompañó a que se empezara a sentir alguien.
La oscuridad
La primera navidad , entre tanta pobreza a la luz de una estrella duro muy poco. También Sofía ( la estrella de Luis ) fue llevada más ayá de su mirada. La niña se fue a España. La realidad es injusta. Cuando queremos hacer algo bueno parece que Dios mismo nos quita lo que más queremos.
Luis cuando pequeño nunca pudo elegir un par de zapatos. Siempre usó los que iban quedando de sus hermanos mayores. Ahora la vida lo invitaba a elegir: “volver a la noche con el justificativo de que Dios le había quitado a la única estrella ó caminar con fe en que: la suave brisa del amor permanece a la distancia y adelante nos esperan nuevos encuentros”. El muchacho eligió dedicarse profesionalmente al fútbol que podría ser el barco que le permitiría atravesar el océano y rencontrarse con la estrella.
Quería pero no le salían, empezó a herrar goles insólitos . Y comenzó a “cobrar”.
El mundo así como se enamora de un artículo de un ídolo. Cuando éste no funciona lo desecha y adquiere otro que considera mejor.
Estamos en la época de lo desechable y del deseo de inmediatez en los resultados. La hinchada de Nacional lo silbaba y pedía que lo sacaran de la cancha. El fútbol era su barco y lo querían tirar al mar en plena noche. No era para menos llevaba entre 20 o 30 goles herrados.
Los Angeles Existen
Hay algunos que creemos en los Ángeles. Otros no los llegan a ver porque son tan pequeñitos que si no estamos despiertos no los llegamos a apreciar. Luis cuenta que se le apareció más de uno. Wilson Píris uno de los delegados de la institución Tricolor fue uno. “Pidió otra oportunidad para el muchacho cuando lo iban a dejar a fuera del equipo”. Otro ángel fue el técnico Martín Lasarte que veía como sufría, y le dijo: “Yo Confío en Vos, no hagas caso a la gente, sigue entrenando”.
Los Ángeles nos dan confianza.
Los Ángeles nos enseñan a seguir adelante cuando tenemos la hinchada en contra.
Los Ángeles nos hacen creer en el camino, en los proyectos de vida aunque no estemos jugando bien.
Los demonios nos exigen resultados inmediatos a corto plazo.
Los demonios descartan a las personas cuando éstas no aciertan.
Sabrán ustedes que Luis después que “eligió” creer en la suave brisa del amor, creer en las estrellas aunque no se vean, estando atento a la voz de los Ángeles empezó a hacer goles y cruzo el océano. Siempre con noches intermedias. Siempre con hinchadas a favor y en contra. Lo más doloroso es la falta de paciencia de la hinchada de nuestra misma camiseta… Y aparece un Maestro Ángel llamado Oscar Tabárez conduciéndolo junto a otros por el camino “milagroso” llamado equipo. Diciéndoles lo que dicen todos los Ángeles «debemos creer en nosotros mismos» .
«Debemos ser sordos a los que dicen que los que juegan en Europa no sienten la camiseta».
Vos podes
Queremos recordar que “se puede”. Ustedes se habrán dado cuenta que hablamos de uno de los muchachos que nos vistió de “celeste”. Queremos rafirmar que los resultados llegan a largo plazo cuando “elegimos” creer en nosotros mismos. Aún cuando la mayoría nos quiere excluir.
Nadie elige cuando ni donde nacer. Muchos nacen y crecen en la noche. La Navidad de Jesús nos recuerda que Dios esta ahí: “En los pesebres vivientes”.
Sabemos el apellido de su padre: Suárez. No conocemos el nombre de su madre. Esa mujer que la habremos cruzado en la terminal de ómnibus de la capital recogiendo las basuras que desechamos.
Esa mujer que si la encontrábamos con sus siete hijos sentiría el golpe de nuestra razón: “los pobres deberían de abortar, póngale la firma que esos niños irán a la cárcel”.
Esa mujer es una “María” que creyó en lo increíble. Una MUJER que le dijo Si a la VIDA en situaciones inhumanas.
Esa María que hoy es un ángel que nos dice “que la vida siempre debe ser bienvenida”. Esa mujer que creyó que había una estrella para sus hijos y que los Ángeles existen.
Ser como ángel es seguir creyendo aún cuando a Luis siendo delantero hace de golero en un mundial, recibiendo la tarjeta roja. Misteriosamente minutos después elevando las manos de un país entero gracias a su equipo.
Ser como ángel es seguir creyendo cuando lo llevan a la oscura Inglaterra y lo acusan de “rasita”.
Es cree que todo va a salir bien aún cuando en el equipo no está su amigo Forlán. Y Luis profesionalmente sabiendo que las renuncias dan sus frutos, nos regala (en especial a su esposa Sofía que hace tres años que no puede estar junto a su estrella el día de su cumpleaños) cuatro goles superando otra roja, la selección chilena.
El último partido con la Celeste ( hasta hoy) le toca ganarlo (desde el banco) a la selección Italiana con miles de hinchas en contra: Al final la lección es clara:
« nadie puede solito,
pero en un equipo,
con un camino
los resultados llegan
estemos en el lugar
que estemos ».
Las estrellas aparecen y se las ven con más claridad en la noche. Los ángeles existen, hay que estar despiertos para escucharlos.
Está en nosotros “decidir” vivir en la noche o ser estrella, ángel, María, para otros…
El pudo,
el puede,
el podrá.
Vos podes.
Nosotros podemos…
Agradecemos a uno de nuestros Ángeles Ana L. Lissardy escritora del libro «Vamos que vamos” (lo recomendamos). Ella y otros Ángeles nos inspiraron en esta narración. Nacho
Estén preparados, vigilantes, porqué no saben cuando llegará el momento…
Estén despiertos . (Marcos 13, 33-36)