(... algunas lectoras y lectores del semanario en el cual trabajamos Tribuna Popular, expresaron el gusto por la editorial de la semana, fruto de la Vida y el Amor que estamos Viviendo, por eso no parecion de Dios compartirla con los Colibrí de la Patria Grande, con ustedes...)
El señor de la casa tiene un taller casero y trabajaba un disco de arado (de acero del bueno), dándole forma de pala.
El carbón encendido ponía al rojo vivo la plancha metálica dejándola más blanda permitiendo cambiarle de forma. Todo llevaba su tiempo y su sabiduría, no es trabajo para cualquiera. El me decía: « pensar que unos carbones encendidos son capaces de ablandar el acero más duro, dándonos la posibilidad de darle la forma que creemos la mejor ».
La sabiduría está en los lugares más inesperados, creo que este hombre nos está dando un aporte fundamental a los problemas familiares, de relaciones humanas, de educación e incluso a los temas de la drogadicción y de la violencia.
El amor es capaz de ablandar el corazón más endurecido y cambiarle totalmente su forma.
Me hizo pensar que se pide más presupuesto para esto y para lo otro… Tenemos más chichecitos y reclamamos mejores salarios, quedando fuera de tema el gran tema, el del amor. En los currículos para un trabajo el amor no cuenta, ni se puede contar.
Si vamos al fondo de los problemas encontramos carencias grandes de amor.
Otras cosas se han puesto como primeras y nos llevan el tiempo casi dejándonos sin el mismo para las que realmente son primeras: aprender a amar y ser amados.
Todo en la vida es gracia y aprendizaje. En cualquier familia, relación, en cualquier centro educativo e incluso en las mismas cárceles si se multiplicara el amor seguramente las personas se transformarían en algo mejor.
- ¿Cuántas personas están realizando su trabajo por amor, por vocación y al ritmo de posible entrega de lo mejor de sí?
- Creo sinceramente que muy pocas. Algunas están en lo que han podido o en lo que se les paga más pero no donde quisieran estar. Otras están en lo suyo pero sobrecargadas de horarios o tensiones que deforman su entrega.
A mi me hizo pensar en lo que hago y como lo hago la sabiduría de este hombre de Poblado Uruguay. El cual agregó: “También hay que saber dar el calor justo porque sino se puede destemplar o derretir el acero”.
Aprender a buscar y a entregar el amor justo es toda una sabiduría que no está en los planes educativos, ni el las prioridades políticas y que sin embargo quizás su carencia sea la razón de las razones y su presencia el principio de las profundas soluciones de convivencia.
El Colibrí - Nacho
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