viernes, 30 de junio de 2017

PARTIÓ HEBERT DE SOSA LA LAGUNA QUEDA MÁS MERÍN


Es con profunda tristeza constatar que los grandes amigos, las personas de bien, referenciales de la Laguna están partiendo, golpeando en retirada o sus inmensos y nobles corazones de "Laguneros de Corazón", sin soportar tantas emociones o melancolía están dejando de latir. Al entrar el invierno de la helada grande partió, en un vuelo migratorio, en búsqueda de un lugar más ameno, como hacen los pájaros pintados, Don Hebert De Sosa Duarte. Una pérdida irreparable, un vacío que duele en el alma de aquellos que con él convivimos, lo acompañaron al largo de su jornada, de su trayectoria, conocieron su grandeza de alma de Ciudadano Oriental, de Colorado por convicción, de fe inalterable y se tornaran sus amigos y admiradores. El suboficial de policía "De Sosa", nos dejó en este jueves, 22 de junio. Fue llamado a cumplir una nueva e importante misión, formar fila en los vigilantes escuadrones de la caballería de Artigas, no sin antes dejar marcado en las arenas del Lago Merín, huellas de grandeza, ejemplos de solidaridad, dedicación, amistad verdadera. Los individuos nacen, viven y mueren, es el ciclo de la vida. Mientras tanto, lo poco de verdadero que pensaron, lo poco de bien que practicaron no se muere con ellos, la humanidad lo recoge y los hombres que pasean sobre sus sepulcros aprovechan para proyectar el futuro. A los que participaban más acerca de su privacidad, Don Hebert, con su manera alegre, cordial, al dar gracias, repetía con su espontaneidad: " en esta vida, todo pasa... nuestros días, son como estrellas candentes. Mal lo vemos en cuanto pasan, pero dejan después un surco indeleble en la memoria". En el pórtico de salida de la Laguna, un cartel, en nombre de la comunidad, desea a todos y en especial al gran amigo Hebert De Sosa Duarte una "Buen Viaje", un hasta breve.
Juan Antonio Motta
Quedo bien marcada en mi memoria la primera misa a la que asistieron Rosario y Heber en la capilla Stela Maris del Lago Merín: presencia educadas en la formalidad y el respecto cristiano. Ya ese mismo día, en nuestras misas familiares, ambos se fueron soltando, integrando al compartir la palabra bíblica tejida con la realidad del lugar y el mundo. Con el tiempo Heber fue destrabando su pensamiento, dando pasos de liberación. Se volvió más alegre, incluso se sintió libre de alguna ausencia por recibir a sus familiares o porque su tercer amor después de Jesús, su familia, el tricolor jugaba esa tarde...
Nacho
Nacho

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