-Salió pesca, en una laguna a las afueras de Fraile Muerto... Semejante a la Palabra Bíblica de este fin de semana: Jesús caminaba por Samaria y Galilea, tierra de personas consideradas "paganas - alejados de Dios" ese era el concepto, el juicio, de los que creían que la presencia de Dios estaba en el gran templo de Jerusalén. Estas andanzas, encuentros, gestos de Jesús con los excluidos, serán motivo del juicio en su contra, siendo expulsado del ámbito religioso, del templo, y llevado a la muerte. (Lucas 17, 11 - 19).
- A la tardecita creció la barra linda para la pesca, donde no falto nada... Dice la Palabra que: En ese andar de Jesús, le salen al encuentro 10 leprosos, que en principio mantienen cierta distancia y le piden "perdón - sanación" porque la enfermedad era tomada como causa de pecado, y era castigo de Dios.
- Para mí y creo que, para todos, es un signo que nos inviten a ser parte de una barra de pesca. Ser invitado es ser aceptado, ser reconocido y apreciado. Algo trasmitía Jesús, que los leprosos se animaron a ir al encuentro de Jesús, dialogar con él, pidiéndole el perdón de Dios.
La pesca nos permite un encuentro con la naturaleza, con el sol, el agua, el pasto, la briza, los pájaros, el lagarto, las estrellas, la luna llena... el aire puro. Mucho se habla que la creación es lugar de encuentro con Dios, pero la vida en ciudades, casas, escritorios y templos, nos atrapa y aleja de vivir al aire libre, disfrutar de sus maravillas y agradecer.
Nosotros comenzamos a disfrutar de la pesca, desde el momento en que se fija la fecha. Preparativos de instrumentos y alimentos. Siempre hay que superar obstáculos y hay lugar para el enojo. (En esta no pudimos conseguir el lugar que vamos siempre, se nos rompió la puerta trasera de la camioneta, no salían mojarras, y la pesca fue muy escasa) Alguien decía: hay algo, que nos atrae, y atrae a otros. A este espacio donde se respira libertad y fraternidad. Donde no son necesario mascaras. Donde todo es fraternidad.
El viaje es compartir anécdotas de pescas anteriores ya en clima de fiesta, de libertad de celulares, de reloj, de estructuras. Por eso al llegar cada uno va eligiendo su lugar, según las necesidades y sus dones: armar el campamento, entrar al aguan a poner rediña para mojarras, hacer los primeros intentos con pesca con ciñuelo, preparar un buen mate y sentarse a contemplar. Decía y vivía Jesús: El sábado es para el hombre y no el hombre para el sábado. Hay demasiadas estructuras familiares, sociales, culturales, religiosas, donde el hombre tiene que dejar de ser el mismo, para encajar, para ser aceptado por ese grupo humano. Así estamos: estresados, tristes, divididos... Es de Dios crear espacios a su estilo.
Al mediodía, el alzador convoca al almuerzo, que es a la hora que los choris están pronto, no es por hora de reloj, y si como la realidad se va dando (Cero estrés, de cumplir horarios o normas prestablecidas) Una mesa para todos, donde cada uno se sirve a su gusto. La libertad vivida en relaciones humanas es lo más hermoso y sanador, potencia a cada uno en lo mejor de sí. Seguramente por eso Jesús eligió a pescadores como sus primeros discípulos. Jesús siendo un hombre libre quería formar una comunidad de relaciones en libertad. La vida de los pescadores no es ni de mantel, ni túnica blanca y menos de estructuras preestablecidas. Lo fariseos del templo, con todas sus normas, ritos, rígidos, no podían comprender que Dios se manifestara en la diversidad, en un modo libre de relaciones humanas, en la vida cotidiana, en el templo de la creación.
Fue una pesca de poca pesca (8 tarariras entre 1 y medio y 2 Kilos), pero fue como siempre una pesca única, de las mejores. La mayor alegría de todos fue el debut como pescador, la alegría que vivimos todos cuando Leandro, saco su primera tararira. En un mundo competitivo, individualista y consumista, vivimos los valores cristianos de "alegrarse con quien se alegra, sufrir con quien sufre, en bandada, con sencillez y compartiendo todo". Y bien sabemos que nuestra alegría es compartida por otras personas que quedaron en casa, que son amigos y se enteran por estos medios. La alegría al estilo de Jesús (inclusiva, aceptando a cada uno como es, con sus lepras, dando lugar a que salga lo mejor de cada uno, en contacto con la naturaleza, solidariamente compartiendo todo, sin apariencia ni lujos) es algo que llega al corazón de los pescadores y sus amigos.
La noche junto al fuego era fiesta plena, la suave briza hacia bailar las chispas de luz, en una noche estrellada. No falto el tarareo de alguna canción, los chistes, las picardías de mover algún aparejo simulando un pique... y abrir los corazones contando algunas "erradas" de nuestra historia, "perdidas" y "dolores". Se compartió con mucho respecto, con escucha atenta, sin juicio, vivencias que a veces se dicen a un psicólogo, a un cura... aquí era en una rueda de amigos, en ese clima que se respiraba a Dios y todo quedo junto al lago. Al finalizar se comparte invitación al: grupo de los viernes en el salón del fondo de la catedral, misión en Vergara, misa en la Fazenda femenina, grupo de jóvenes en Fraile, comunidad de Toledo. En el relato bíblico no se describe el tipo de lepra, no se pone el acento en la enfermedad considerado pecado, simplemente se dice que de camino fueron curados... y Jesús les propuso presentarse al sacerdote, como experiencia de inclusión, de dar testimonio de haber sido curados por Dios. En la iglesia, desde el comienzo estaban los discípulos que querían evitar el encuentro de Jesús con los considerados pecadores e impuros, estos, fueron causa de enojo para Jesús y los otros que se reconocieron frágiles, necesitados de perdón e invitaron, recibieron, a otros que también "no fueran fariseos" (creyéndose buenos, mejores, puros) otros que buscaran en la comunidad "ser aceptados, ser curados, ser perdonados y poder compartir gratuitamente los dones y bienes".
A la hora que no estaba indicada de antemano, pero que fue la hora ideal para todos, se recogen los riles y aparejos del agua, se limpian las tarariras, se carga los vehículos, se rastrilla el campamento, se apaga el fuego, hay abrazos de despedida, y se comienza el viaje de regreso, iluminados por la luna llena. No faltando "las fotos del día" masticar lo vivido; donde el principal momento, "la foto" fue Leandro pescando su primer pez. Después de esta pesca hay 8 leprosos, más curados, más perdonados, agradecidos al Dios de Jesús, que nos quiere como somos, y nos permite vivir momentos de autenticidad, de libertad junto a él, en comunidad, en las Galileas, junto a un lago... Solo nos queda decir Gracias, Gracias...
Nacho
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