martes, 16 de noviembre de 2010

...No se perturben. Algo vendrá, algo vendrá que no se sabe qué, pero algo siempre pasa.


Los laicos son los llamados a evangelizar en el mundo de hoy
José Comblin

Buenas tardes a todas y todos. No es la primera vez que hablo en este lugar, pero agradezco mucho la amistad de Jon Sobrino, que nos conocemos desde hace tanto tiempo y yo lo estimo como una de las cabezas más lúcidas de este tiempo que renovó completamente la cristología.

Las preguntas de ayer me han dado la impresión que...bueno en muchas personas hay un cierto desconcierto en la situación actual de la Iglesia. O sea, como una sensación de inseguridad. Como decía Santa Teresa, de "no saber nada al respecto, que nada provoque temor".

Cuando era joven yo conocí algo semejante y, tal vez, peor. Era el pontificado de Pio XII. Él había condenado a todos los teólogos importantes, había condenado todos los movimientos sociales importantes, por ejemplo, la experiencia de los sacerdotes obreros en Francia, Bélgica y otros países. Entonces nosotros jóvenes seminaristas y después jóvenes sacerdotes estábamos más que desconcertados, preguntándonos: ¿todavía hay porvenir?

Yo me acuerdo que en aquel tiempo había leído una biografía de un autor austríaco sobre el papa Pio XII. Y ahí contaba algunas palabras que había escrito el P. Liber, jesuita, profesor de Historia de la Iglesia en la Gregoriana. El P. Liber era confesor del papa. Sabía todo lo que pasaba en la cabeza de Pio XII y entonces decía: "Hoy la situación de la iglesia Católica es igual a un castillo medieval, cercado de agua: levantaron el puente y tiraron las llaves al agua. Ya no hay manera de salir (risas). O sea, la Iglesia está cortada del mundo, no tiene ya ninguna posibilidad de entrar". Eso dicho por el confesor del papa, que tenía motivos para saber esas cosas.

Después de eso vino Juan XXIII y ahí, todos los que habían sido perseguidos, de repente son las luces en el Concilio y de repente todas las prohibiciones se levantan. Ahí...renació la esperanza. Digo esto para que no se perturben. Algo vendrá, algo vendrá que no se sabe qué, pero algo siempre pasa.

¿Cómo explicar esas situaciones que todavía pueden recomenzar?

Es que nos estamos acercando a la fase final de la cristiandad. Ya hace muchos siglos que han anunciado la muerte de la que está agonizando desde hace 200 años, pero la cristiandad todavía puede continuar su agonía durante algunas décadas o algunos años. O sea, ha dejado de ser la conciencia del mundo occidental. Ha dejado de ser la fuerza que anima, estimula, aclara, explica la fuente de la cultura, la economía, de todo lo que fue durante el tiempo de la cristiandad.

Eso se ha ido destruyendo progresivamente desde la Revolución Francesa y aquí desde la independencia, desde la separación del imperio español. Entonces, poco a poco, han aparecido muchos profetas que han dicho que se vino abajo hace 200 años ya. Pero la fachada es tan fuerte...La muerte de la cristiandad resiste tanto, que se mantiene una tensión constante. Pero ahora sí creo que la cristiandad está entrando en sus fases finales.

¿Quieren una señal? La encíclica Caritas in Veritate. He leído la encíclica. ¿Qué repercusión ha tenido en el mundo?: Tal vez silencio respetuoso pero nada más... silencio impresionante, probablemente silencio de indiferencia. A nadie ya le importa la doctrina social de la iglesia, como tampoco a ésta lo que sucede en la realidad concreta.

Hace algunos años un sociólogo jesuita muy importante el P. Calvez, que tuvo un papel importantísimo en la creación, y desarrollo de la doctrina social de la iglesia, publicó un libro con el título: "Los silencios de la doctrina social de la iglesia". Todavía está en silencio. Deja de entrar con fuerza en los problemas del mundo actual; la carta...se queda con teorías tan vagas, tan abstractas, tan generales...  Caritas in Veritate podría ser firmada por el Fondo Monetario sin ningún problema. O por el Banco Mundial, No hay absolutamente nada que incomode a esa agente. ¿Entonces para qué? Es una señal.

¿Quieren otra señal? La Conferencia de Aparecida ha dicho muchísimas cosas muy buenas; quiere transformar la iglesia en una misión, pasar de una iglesia de "conservación" a una iglesia de "misión". Sólo que piensa que lo van a hacer las mismas instituciones que no son de misión sino de conservación: por las diócesis,  las parroquias, los seminarios, las congregaciones religiosas. De repente y por milagro van a transformarse en misioneros.

Hace tres años ya y ¿qué pasó en su diócesis? ¿Cómo se aplicó la opción por los pobres? No sé cómo es aquí, pero en Brasil no veo mucha transformación. Es decir, la cristiandad se está disolviendo progresivamente; pero el problema es ¿Y después? Después, ¿cómo? De ahí la inseguridad porque no sabemos lo que viene ¿Qué viene después?. Quedémonos con lo que dice Santa Teresa: no nos perturbemos. Esto sucedió muchas veces en la historia y todavía va a suceder probablemente muchas veces. Hay que aprender a resistir, a aguantar, no dejarse desanimar o perder la esperanza por eso que sucede.

Lo que sucede es que en Roma no se convencen que la cristiandad ha muerto. Creen que las encíclicas iluminan el mundo; creen que las instituciones eclesiásticas iluminan y conducen el mundo. O sea, Roma es un mundo cerrado, que de hecho vive en un castillo medieval, cercado de agua. Y entonces ¿qué pasa? Vamos a ver cómo interpretar, cómo ver lo que está pasando. Y de ahí ver cuál es el "método teológico" que conviene para eso.

EL evangelio viene de Jesucristo. La religión no viene de Jesucristo. Hay que partir de una distinción básica que ahora varios teólogos ya han propuesto entre el evangelio y la religión.

El evangelio viene de Jesucristo. La religión no viene de Jesucristo.

El evangelio no es religioso. Jesús no ha fundado ninguna religión. No ha fundado ritos; no ha enseñado doctrinas; no ha hecho nada de eso. Se dedicó a anunciar, a organizar un sistema de gobierno y a promover el reino de Dios. O sea, un cambio radical de toda la humanidad en todos sus aspectos. Un cambio, y un cambio cuyos autores serán los pobres. Se dirige a los pobres pensando que solamente ellos son capaces de actuar con esa sinceridad, con esa autenticidad para promover un mundo nuevo.

¿Eso es un mensaje político? No es político en el sentido de que proponga un plan, una manera humana es suficiente; pero sí una meta política, porque esto es una orientación dada a toda la humanidad.

¿La religión? ¡Aah! Jesús no ha fundado una religión... Pero sus discípulos crearon una religión a partir de Él. ¿Por qué? Porque la religión es algo indispensable a los seres humanos. No se puede vivir sin religión. Si la religión actual aquí se desintegra, ¡hay 38.000 religiones registradas en Estados Unidos! O sea, no faltan religiones, aparecen constantemente. El ser humano no puede vivir sin religión, aunque se aparte de las grandes religiones tradicionales.

Entonces, la religión es una creación humana. Entre la religión cristiana y las demás religiones, la estructura es igual. Es una mitología. Tal como hay una mitología cristiana, hay una mitología hinduista, sintoísta, confucionista. Eso es parte indispensable para la humanidad. O sea, cómo interpretar todo lo incomprensible de la humanidad por la intervención de seres con entidades sobrenaturales, fuera de este mundo, que están dirigiendo esta realidad.

En segundo lugar, una religión son ritos; ritos para apartar las amenazas y para apropiarse de los beneficios. Todas las religiones tienen ritos. Y todas tienen gente separada, preparada, para administrar los ritos; para enseñar la mitología. Esto es común a todos. Entonces esto debía suceder con los cristianos también. Debía suceder. ¿Cómo podrían vivir sin religión?

¿Cómo empezó esa religión?

Debe haber comenzado cuando Jesús se transformó en objeto de culto. Lo que sucedió bastante temprano, sobre todo entre los discípulos que no lo habían conocido, que no habían vivido con él, que no habían estado cerca. Entonces la generación siguiente o los que vivían más distantes, más lejos, para ellos Jesús se transformó en objeto de culto. Con eso se des-humanizó progresivamente. El culto de Jesús va remplazando el seguimiento de Jesús. Jesús nunca había pedido a los discípulos un acto de culto; nunca había pedido que le ofrecieran un rito. Quería el seguimiento, su seguimiento.

Esa dualidad comienza a aparecer temprano; 30 años, 40 años después de la muerte de Jesús, ya aparece con fuerza suficiente para que Marcos escribiera en su evangelio precisamente para protestar contra esas tendencias de des-humanización, o sea, de hacer de Jesús un objeto de culto. Este evangelio es precisamente para recordar una palabra de profeta: ¡No! Jesús era eso. Jesús ha hecho eso, ¡vivió aquí en este mundo! Vivió aquí en esta tierra.

Con el desarrollo de la religión cristiana que se realizó -aquí problema para los teólogos- entonces, progresivamente esa tentación reapareció. ¡Nació un comienzo de doctrina! El símbolo de los Apóstoles. Y ¿qué dice el símbolo de los Apóstoles sobre Jesús? Aah que nació y murió. Nada más. Como si lo demás no tuviera importancia, como si la revelación de Dios no fuera justamente la misma vida de esa revelación de Jesús, sus actos, sus proyectos, todo su destino terrestre, pero eso ya se va perdiendo de vista. Los símbolos de Nicea y Constantinopla: igual. Cristo nació y murió. El Concilio de Calcedonia define que Jesús tiene una naturaleza divina y una naturaleza humana. Pero, ¿qué es una naturaleza?

Un ser humano no es una naturaleza. Un ser humano es una vida, es un proyecto, es un desafío, es una lucha, es una convivencia en medio de muchos otros. Eso es lo fundamental si queremos hacer el seguimiento de Jesús.
( continua en los siguientes mensajes)

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