viernes, 12 de noviembre de 2010

Para que adentro nazcan cosas nuevas

Los últimos días en el Callao fueron de lindas despedidas, una cena con Teo, con los niños de Tinkuwasi y con la comunidad toda compartiendo la celebración. Dejamos muchos amigos en Bella Vista, lo sentimos en el cariño que nos brindaron y la tristeza al vernos marchar. Nos sentimos muy acompañados en nuestro vuelo, el peso de las alas a veces necesita de más manos que empujen, y en ese sentido creo que nos empujamos todos juntos. Como decía Diana algunos no entendieron nuestro viaje, otros lo van entendiendo en el camino y nosotros quizás entenderemos todo cuando volvamos.

Las despedidas tienen tintes de tristeza, pero también son esos momentos donde se dicen las cosas más lindas que uno fue cultivando para sí en la estadía, a veces me pregunto porque insistimos en guardarlas para el final. "Fueron como una caricia de Dios a la comunidad" decía Juan y se nos erizaba la piel con esa imagen. Sentir un "te vamos a extrañar" debe ser de las cosas más lindas que uno puede escuchar del otro.

Me gustan las despedidas, esas donde se habla mirándose a los ojos y se saca lo que se puede afuera y todavía hay tiempo para que nazcan cosas nuevas... como dice la canción que cantaba Mercedes Sosa.

Hablar mirándose a los ojos,
sacar lo que se puede afuera,
para que adentro nazcan cosas nuevas 
(Soy pan, soy paz, soy más)

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