Fueron dos días de frío invierno, que tuvieron lo que fui a buscar pero fueron algo más. Pensaba que el compartir mi hoy me ayudaría a confirmar caminos y a reencauzar otros. Pero no fue en el compartir que lo descubrí, o no solo, sino en la escucha. Fue ver y oir lo que me dio luz. Fue viendo y oyendo, el modo en que volví a beber de la fuente. Como rezaba en esos días, fue tratar de mirar como Dios mira.
Dame Señor tu mirada
Y pueda yo ver desde ahí
El día que empieza, el sol que calienta
Y que cubre los montes de luz
Y pueda yo ver desde ahí
El día que empieza, el sol que calienta
Y que cubre los montes de luz
En Río Branco me sentí querida y cuidada. Doy gracias por la confianza, por compartir conmigo sus "hoy", sus búsquedas, sus dudas, sus opciones. Gracias por la acogida, por recibirme, por la gratuidad del dar y compartir. Gracias.
Male
No hay comentarios:
Publicar un comentario