lunes, 10 de octubre de 2011

¿Dónde vives?" y la respuesta "vengan y vean"...

Pasó agosto, el mes de los vientos

En Córdoba, Argentina, el mes de agosto es reconocido por la intensidad de sus vientos y la gran cantidad de tierra dispersa en el aire. La lluvia aún no llega y todo está seco, el aire se siente áspero, los ojos duelen por el polvillo suelto y los incendios en las sierras son una tristeza cotidiana.

Este año, agosto también se caracterizó por los fuertes vientos en mi vida: todo lo que intentaba estar prolijamente ordenado, se llenó de polvo y hubo que levantar cosa por cosa para limpiarla, embolsarla o desecharla. Decidimos mudarnos del cómodo apartamento bien ubicado, cerca del centro y en un barrio que hoy tiene gran auge, a una casita en un barrio alejado, sencillo y donde la vida en su simplicidad se palpita día a día.

Nos costó tomar esta decisión. No fue fácil. Fue un mes completo dedicado a buscar, mirar, comparar, decidir y después preparar la mudanza. Cada día era un capítulo diferente. Necesité de muchos oídos y comprensión durante ese tiempo, todo quedó en segundo lugar: el trabajo, los grupos, reuniones y encuentros ¡hasta nuestra alimentación se vio afectada! Todo se vio sacudido.

Las raíces de nuestro amor como pareja y la claridad de la huella que seguimos, nos mantuvo firmes y flexibles, unidos, abrazados.

Algunas veces, decisiones tan simples como cambiar de casa, conllevan en sí mismas otras decisiones más trascendentales, que nos trascienden, que nos relacionan de otra manera entre nosotros y con nuestro entorno, con quiénes tenemos al lado. Recuerdo aquella pregunta que le hicieron a Jesús "maestro ¿dónde vives?" y la respuesta "vengan y vean"...

Nuestra casa, hoy, es una casa "evangélica" como dice Hugo, que hace pensar en la cotidianeidad de Nazareth, no tiene la transitoriedad de un apartamento, sino que se siente estable, inserta en la ciudad. ¿O será que yo me siento estable e inserta en Córdoba? Indudablemente la respuesta es esa: soy parte de esta ciudad y mis raíces ya están creciendo aquí.

Entonces, la invitación está hecha, "vengan y vean", esta primavera los recibiremos renovados, aunque todavía entre bolsas y cajas, en nuestra nueva casita, sólo que ahora, ya no podrá ser simplemente de paso (la terminal nos quedó a una hora de viaje) tendrán que destinarnos al menos un día para vernos...
Nelda y Hugo ( Córdoba - Argentina)

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