viernes, 21 de octubre de 2011

Misionar es Amar con el único deseo que el otro crezca...

 La primavera nos regala bellas escenas de Amor. Una de ellas es los pajaritos recién nacidos alimentados por sus mayores.


El amor es (según nuestra mirada) que el otro crezca para que pueda algún día tener su vuelo propio hasta la madurez que se concreta en Amar como hemos sido Amados: alimentando a otros para que desarrollen su cuerpo, su espíritu hasta partir.

Madurar humanamente es pasar de comer del pico de otros a lograr el propio alimento y compartirlo con los más pequeños.
Algunos pichones en sus primeros vuelos caen, enflaquecen y sienten el deseo de volver al nido para que sus mayores le pongan el alimento en el pico...
Los pájaros mayores que aman a los más pequeños desean su crecimiento por lo tanto llegado el momento del vuelo los impulsan y los dejan que hagan su camino, sabiendo que todo intento tiene sus dificultades y lleva su tiempo.

Hoy nuestra realidad tiene más posibilidad de adquirir cosas materiales y más carencias de amor. Quizás porque en el nido hay poco tiempo compartido con nuestros mayores e incluso ese tiempo carece de escucha, abrazos, palabras...
El pequeño sale con carencias del nido y busca el alimento en otros picos: amistad, noviazgo, reconocimientos ( ya sea por estudio, trabajo, deporte, moda, arte)... Vive comiendo de aquí y de ayá. Incluso muchos tienen logros importantes en esa búsqueda profunda de ser amados...

La primavera nos enseña que tarde o temprano todo pasa. Por eso hay que aprovechar el tiempo presente, para dar el paso de maduración en el amor, para poder alimentarnos ya no de otros picos sino con nuestro propio pico en la naturaleza que se nos ha regalado.

Los Cristianos le llamamos Amor a Dios. Jesús nos invita a buscar poner en primer lugar ese Amor que no pasa:

«Amarás a Dios
sobre toda las cosas» .

Abrir nuestro corazón a El,
es alimentarnos de su Amor,
es sentirnos plenamente amados así como somos
y eso nos lleva directamente a Amar al que tenemos al lado
en este caminar por la vida,

Amar al que encontramos
en los caminos,
Amar al que está próximo.
Alimentándolo si es pequeño.
(Mateo 22, 34 -40)
Místico es aquel ser humano que logra llegar a ser como un «pájaro» que descubre el amor en la creación. Los seres humanos en relación somos parte del paisaje y cuanto más carencias de amor nos rodea, se necesita más mística para descubrir el amor y anunciarlo.
El místico logra ver el amor ocultado a veces por las tinieblas del mal que incluso enceguecen a la misma persona. El místico cree en el otro aunque éste no crea en si mismo.
Porque quien cree en Dios cree en sus criaturas. Quien se relaciona con Dios como la fuente del amor sabe que donde hay vida hay amor y que solo el amor hace crecer el amor...

Quien madura en la Fe Ama a Dios sobre toda las cosas se siente tan pequeño ante la inmensidad de Dios que su mayor deseo es tranformarse en una humilde señal , que señale a donde hay que buscar lo que todos buscamos y necesitamos para vivir plenamente: ser amados.

Misionar es Amar con el único deseo que el otro crezca...


El Amor y el Viento
El amor es como el Viento
puede mudar nuestras Vidas,
hacia arriba o hacia abajo.

Tiene el poder en nosotros
de aumentar la vida
o disminuirla.

Puede ser cálido como el verano
o frío como el invierno.
Puede nacer de un simple suspiro
o de grandes tempestades.

Hay amores que nos hacen volar
brevemente,
y otros hasta la eternidad.

El viento nos da Vida
y el Amor también

Siempre por siempre
ambos son necesarios
para ser felices.

Atentos a la primavera
estación de Vientos,
tiempo de Amor...

Abrazo fuerte de tu amiga Luna de Yaguarón

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