lunes, 3 de diciembre de 2012

Preparando nuestro encuentro Teológico de Enero, enraizándonos con la sabiduría de nuestras abuelas…

Nosotros estamos manejando ahora una espiritualidad fuerte: el nuevo amanecer de la vida, partiendo de que estamos en una etapa de cambio de ciclo. Nuestros antepasados lo iniciaron contando desde el año 3113 a.C. al 21 de diciembre de 2012, desde que comenzó el origen de los pueblos. Esa fecha está escrita en estelas en lenguaje simbólico y nuestra gente mayor ha sabido leer eso y lo ha pasado de generación en generación. Esa cuenta se llama “cuenta larga”, nuestros antepasados la usaron para señalar hechos históricos e importantes que quedaron escritos en estelas. Nosotros cerramos con la acción de gracias este término de ciclo como pueblos mesoamericanos, cuyo corazón de nuestra vida humana, comunitaria, espiritual es el maíz. Los pueblos mesoamericanos celebramos ya el cierre del ciclo y la apertura de un nuevo ciclo, una nueva oportunidad que da Dios a nuestros pueblos....
...En el taller de teología indígena sacamos una conclusión: nadie hace teología para otros.
Desciframos lo que de Dios vivimos cada quien para su pueblo.
Nosotros no hacemos teología de academia, no hacemos teología para libros, sino para mantener nuestra fe, nuestra esperanza y nuestra comunión.
 
Hemos venido haciendo teología desde los diferentes pueblos.
La teología maya lleva un proceso de 22 años caminando, haciendo teología.
 En la teología latinoamericana llevamos articulados más de 20 años, pero compartiendo nuestra teología los pueblos diversos de América Latina más, porque cada 4 años nos encontramos para compartir nuestra vida, nuestra fe, usando el método de la teología de la liberación pero adecuado a nuestro modo.
 
Por ejemplo, un primer momento: ver nuestros dolores, ver nuestras tristezas, nuestras espinas, quién las produce. Es ver la realidad, nuestra realidad.
Un segundo momento: cuál es nuestra fuente de fuerza para seguir sosteniendo y ahí sale, para los que somos católicos y cristianos, del evangelio de Jesús, la persona de Jesús, pero a la par los mitos y los ritos de nuestros pueblos.
Un tercer momento: qué envoltorio nos llevamos para nuestras comunidades, qué recibimos de cada pueblo y qué llevamos para cada pueblo de nuevo.
No lo trabajamos directamente en el congreso, sino lo vivimos de antemano en cada región y después ponemos en el altar o en la mesa común todo lo que ya vivimos de ese encuentro o de ese congreso, asamblea. Y luego celebramos. Cada quien ha llevado su sabiduría, su semilla, su comida, sus rituales y se ha colocado en el corazón, en el altar.
Después los recogemos entre todos; simbólicamente nos llevamos un pedazo de ese pan o de esa tortilla o de esa papa, nos llevamos un pedazo todos, con eso vamos a seguir alimentando nuestra fe, nuestra comunión. Ese es el modo de hacer nuestra teología. Ahora sí lo escribimos pero para nosotros, y para otros cuando sabemos que lo acogen.
  
ERNESTINA LOPEZ

Teóloga indígena de la etnia maya Cakchiquel. Originaria de Guatemala, su pueblo natal es San Martín Jilotepeque, del departamento central Chimaltenango. Integra Amerindia Guatemala.
(Carta ObsurNúmero 18 - Por Magdalena Martínez 11/2012)

No hay comentarios:

Publicar un comentario