miércoles, 8 de octubre de 2014

EL BANQUETE DEL TERCER DÍA

Cuentan los ancianos que la humanidad vivió tres días y dos noches.

El día primero fue de una alegre fiesta. Todos sentados en rueda comían, cantaban y bailaban debajo del gran árbol de la vida. Todo era abundante tanto para los hombres grandes y los hombres pequeños.

En la primera noche mientras todos dormían, un brujo tomó los alimentos y los instrumentos musicales  y los escondió en lo alto del gran árbol de la vida.

Al despertar el segundo día, todos los hombres sintieron hambre y no encontraron alimento. Entró la desconfianza de unos a otros. Los hombres más grandes por la gracia de su altura pudieron ver los alimentos escondidos en las ramas más altas del árbol. Pidieron ayuda a los más pequeños para lograr alcanzar lo que necesitaban. De manera organizada lograron el objetivo. Pero   los hombres que alcanzaron las alturas se sintieron dueños de todo tomando la mayor parte para sí  y compartiendo las migajas para los hombres de abajo.

Y pasó el segundo día con mucha desigualdad e injusticia. La segunda noche fue más oscura y más prolongada que la primera. Los hombres grandes habían crecido en tamaño e inteligencia y ya lograban alcanzar los alimentos sin necesidad de los hombres pequeños. Dicen que así nació la guerra. Los pequeños luchaban para obtener lo que les correspondía y los grandes luchaban para defender lo acumulado. Un grupo de hombres pequeños, algunos hombres grandes, hicieron memoria de aquel día primero, y comenzaron a compartir el trabajo y la fiesta nuevamente. 

Misteriosamente fueron haciendo que amaneciera el tercer día. Cuando los rayos solares alumbraban por igual a todos los hombres  se escuchó una voz que invitó al banquete del tercer día.
Algunos hombres grandes e inteligentes, muy atareados en el esfuerzo de lograr bienes materiales y defenderlos se negaron a la participación de la fiesta para todos. El grupo que trabajaba junto desde el amanecer, se ofreció para servir el banquete final. Y muchos hombres pequeños tuvieron que ser buscados e integrados, ya que no sabían de la fiesta o no se sentían dignos de participar en ella.

Cuentan los ancianos que el tercer día ya no tuvo noche siguiente. Rebosando las mesas con la mejor música, el banquete se hizo eterno...
*De forma circular 
cada uno va diciendo su opinión mirando la realidad actual 
¿En qué etapa   de la narración 
piensa que hoy estamos como humanidad?

*Después que expresaron todo su parecer
 hacemos una vuelta a la inversa pasando la palabra
 donde cada uno dice 
¿Con cuál grupo de personas se identifica y por qué?

*Todos juntos podemos reflexionar 
sobre alguna cosa concreta que se está haciendo o se puede hacer 
y que hay que apoyarla para que el tercer día siga naciendo.

*Oraciones espontáneas 
de agradecimiento, de pedido hacía el dueño de la vida.
 Respondemos todos juntos 
"Escúchanos señor de la vida eterna" o
 "Te damos gracias Señor de la vida eterna". 
terminando en rueda con un padre nuestro y el saludo de la Paz.
Nacho

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