Una familia adinerada puso en las manos de su descendencia
todas las piedras de oro para que estos aparentaran muy bien ante la visita.
Los estudiosos ayudaron a los suyos a tener los mejores títulos honoríficos,
como carta de presentación ante la dama. Los reconocidos por su belleza
corporal impusieron estrictas dietas y ejercicios, modelando el cuerpo de sus
hijos.
A la noche, la misma princesa hizo un pequeño comentario,
diciendo no se lo digas a nadie, pero sabiendo que era la mejor manera de que
todo el pueblo se enterara. Había confesado que era portadora VIH. Su casa era muy visitada por los hijos de las buenas
familias que buscaban su amistad y su mano. Al día siguiente no pasó nadie ni
siquiera por su vereda, por miedo al contagio. Los padres aconsejaban a sus
hijos a tener cuidado con ella, por la trasmisión de su enfermedad y por la
mala reputación que despertaría ser visto en amistad con ella.
Al día siguiente, se creó una pequeña comisión de padres y
madres para buscar la manera de solucionar el grave peligro para ellos y sus
hijos. Todos estaban muy unidos buscando la forma de expulsar a esta persona
que no era de los suyos. El oro, el saber, y la fuerza se disponían a realizar
la gran cruzada salvadora, eliminando dicha presencia.
Una pareja de ancianos que habían sido abandonados por su
familia, viendo la situación dada, decidieron avisarle a la mujer lo que le
podía suceder si no se iba del pueblo. Fueron recibidos con la mayor sencillez
y delicadeza en todos los gestos y palabras. Esta gran sorpresa les hizo
cambiar de parecer. Pensaron que no podían perder aquella maravillosa relación,
entonces le ofrecieron su casa para esconderse de quienes la amenazaban. Lo
cual la visitante aceptó agradecidamente.
Al tercer día la población desde muy temprano fue
sorprendida por la presencia del gran rey, el cual buscaba a su hija más
querida. Preguntaba casa por casa y nadie sabía de su paradero, callando lo que
habían tramado. El Rey ofrecía como recompensa lo que cada uno más deseara. El
interés por el premio hizo perder el miedo al contagio y al que dirán, e
inmediatamente ricos, estudiosos, y modelos acudieron a la casa de la princesa.
Sintiendo gran pena al descubrir que ya nadie habitaba allí.
El Rey llegó hasta las periferias del pueblo donde vivían
los ancianos, haciéndoles el mismo ofrecimiento si informaban sobre la mujer
que buscaban. Los abuelos sin saber que
era la hija del rey la que ellos habían acogido, le hicieron un pedido a su
propio padre: Que hiciera lo imposible por curar a esa joven. La princesa y el
rey se reencontraron en un emocionado abrazo. Sorprendidos porque aquella gente
buena lo arriesgó todo de manera
distinta que los demás, y ahora no pedía nada para si, deseando lo mejor para
la visita.
Cuenta la leyenda que la princesa abrazada de los abuelos
contó el comentario inventado que había realizado ya que la tenían acosada con
tantas ofrendas y promesas. Todos sonrieron a carcajadas y el rey decidió que
los abuelos vivieran por la eternidad en su castillo junto a su hija amada. El
pueblo volvió a la normalidad, cada cual preocupado por lo que más quería… Pero
lo acontecido fue contado de generación en generación y algunos hijos
decepcionaron a sus mayores siguiendo el camino de los abuelos valorando la
vida, libres del que dirán…
(Juan 2, 13-22) Nacho
¿Cuál es la ofrenda que la gente le ofrece a Dios?
¿Cuál es el templo de Dios?
¿Qué es lo que enoja a Dios?
¿Cuál es la ofrenda que agrada a Dios que le hagamos?
¿ Qué testimonios semejante al de los abuelos podemos compartir
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