jueves, 25 de junio de 2015

CREER EN LA ORACIÓN Y EN LA INTERCESIÓN

En algún momento de nuestra vida nos toca percibir que nuestro barco o el barco de un ser querido, “hace agua”. Que nuestros proyectos o sus proyectos “se hunden en medio de una tempestad que nos supera”. Ahí aparecen diferentes consejos y propuestas para superar la situación.
 Desde la palabra bíblica del fin de semana pasado reflexionábamos sobre el camino del discipulado que es: SER CONSCIENTE QUE CUANDO BUSCAMOS HACER LA VOLUNTAD DE DIOS, JESÚS SIEMPRE ESTARÁ EN NUESTRA BARCA JUNTO A NOSOTROS. “Cuando la tempestad casi hundía el barco… Jesús estaba en el mismo barco durmiendo… los discípulos lo tuvieron que despertar” (Marcos 4, 35 – 41) Pero que algunas veces será necesario que participemos despertándolo. Lo que da un sentido profundo en el camino de salvación a nuestra humilde oración que busca la participación directa de Dios en nuestro navegar en medio del “Mar- Mal”.

    
 La palabra bíblica de este fin de semana hace referencia a la relación con “las pequeñas muertes en la vida cotidiana” o “la muerte de algún ser querido”. La primera voz que se escucha es “Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?” Es decir que ya nada hay para hacer, ni siquiera la oración puede cambiar la situación de pérdida.
     
Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al padre: “No temas; basta que tengas fe.” “La niña no está muerta, está dormida”. Jesús entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y le dijo: Talitha qumi (que significa: contigo hablo, niña, levántate).(Marcos 5, 21-24. 35-43)

Vemos aquí, junto a la infinita misericordia, lo central de la buena noticia del Cristianismo: LA RESURRECCIÓN QUE VENCE LA MUERTE. Y que si tenemos Fe en Jesús, el nos hace capaces desde hoy de experimentarla.
     
Con Jesús tenemos la posibilidad de encontrar en situaciones donde “perdimos algo importante” DESCUBRIR EL CAMINO QUE DEBEMOS EMPRENDER, A PARTIR DE ESA EXPERIENCIA DE MUERTE, QUE NOS DARÁ UNA VIDA NUEVA.
     
Con fe en El podemos “despertar” a los seres queridos que han fallecido y unir nuestras manos con ellos, creyendo en que están vivos junto a Dios. Y desde Dios mismo y con El, nos darán una mano para seguir caminando por esta tierra hasta el encuentro definitivo después de nuestra propia muerte.
    
Entonces Dios a veces “se duerme” y la muerte “nos adormece a los seres queridos”.  Por lo tanto la propuesta cristiana es de ser personas de ORACIÓN, que dialogan con Dios y lo despiertan haciéndolo participe de la historia humana.
    
El cristianismo cree en la INTERCESIÓN de los santos, en la mano que pueden darnos las personas que amamos, de aquellos que ·duermen junto a Dios. Está en nosotros Creer en la oración y en la mano que nos pueden dar los que están junto a Dios. 

Nacho               

    

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