Por ser un
retiro, buscamos no centrarnos en recoger ideas, sino más bien buscar tener una
experiencia de encuentro con Cristo.
- Mi primera experiencia de presencia del Espíritu
de Dios entre nosotr@s es la organización, y la participación… se la construcción
comunitaria en un clima sencillo, orante y fraterno.
- Las experiencias
compartidas, todas realidades profundas de la vida cotidiana. Pequeños
servicios, cruces asumidas, alegrías, personales, familiares y comunitarias. Se
puso la vida misma en la reflexión.
- Las miradas, las caras, el caminar, las manos…
estaban cargados de historia. En lo personal me emocione más de una vez cuando
escuchaba esos silencios, esas arrugas, dificultades, que me hablaban de mil
encuentros…
- Resalto el
momento donde crearon monumentos a los servicios en la vida cotidiana. Valorizando
el barrer, cocinar, cebar mate, cuidar un nieto, visitar un enfermo, escuchar…
- Y otro
momento que me impresiono fue el encuentro con cada mano, algunas arrugadas,
hinchadas, delgadas, con dedos torcidos… Son manos de madres, amas de casa,
abuelas, obreras, esposas, padres, abuelos, esposos, ciudadanos…
- Los
abrazos, ese momento imposible de ponerlo en palabras, porque los hay bien
diversos: los de ternura, los que buscan sanación o perdonarse, los de
agradecimiento…
- El milagro
de la multiplicación de los panes en el almuerzo, donde la mesa se llena de
alimentos hechos con mucho cariño, otros comprados con mucho gusto y se da ese
dialogo gratuito, familiar, con tiempo…
- Creo que
cada cual pudo compartir lo mejor de sí mismo… y por eso creo que vivimos un día
al igual que la segunda nube del cuento:
NUBES DEL CIELO
Había una vez dos
nubes.
Ambas se encontraban en el mismo inmenso cielo celeste.
Se descubrieron a
sí mismas
formadas armoniosamente por
millones de gotitas de aguas
y con la posibilidad de andar;
entonces decidieron emprender el viaje…
La primera tenía grandes
capacidades
y se puso como meta dar la
vuelta al mundo.
Firme en su propósito sabía que tenía que ser cuidadosa de sí
misma.
Trabajó mucho para tener una buena capacidad de vuelo,
se formó en todo
lo que pudo. Y se lanzó a andar…
Intentó evitar pasar por
desiertos áridos.
Cuando se encontraba con alguna tierra sedienta,
se hacía
indiferente
o simplemente le daba unas pocas gotas sobrantes.
Le gustaba andar
entre montañas,
las alturas la hacía sentirse importante.
En su pasaje por las
selvas,
hacia alianza con los más poderosos y la pasaba bien.
Lo que más le
costaba eran esos días de vida cotidiana,
es decir lo común de cada día.
Cuenta la historia,
que a la
primera nube le ocurrió lo que ocurre siempre.
Quien quiere guardar su vida
casi siempre cumple su sueño de dar la vuelta al mundo.
Pero también algo común
que tienen todas las nubes,
es que no son eternas….
sucedió que al regresar del
otro continente
sorpresivamente cayó en el océano.
Su agua dulce se transformó
en sal…
Hoy en día solo quedaron las fotos de sus viajes, ella desapareció.
tenía más límites visibles.
Lo primero que deseó y buscó fue juntarse
con otras nubes.
En la debilidad de cada una, se fortalecían todas en
comunidad.
Sabiendo que también había sido creada para el movimiento,
se puso a
andar.
Tenía sueños de lo infinito…
también se sentía llamada a recorrer el mundo
entero.
Al sentirse débil y necesitada,
desarrollaba su sensibilidad.
En el encuentro con una tierra árida se daba gratuitamente como lluvia,
esto la iba
desgastando…
No cambió el desierto,
pero si fue parte de la transformación de
ese paisaje.
Le costaba mucho andar entre montañas,
ella era consciente de que estas se elevaban
sosteniéndose sobre la inmensidad del
valle..
.cuando decía alguna palabra sobre la desigualdad,
las montañas buscaban
justificarse y descalificarla.
En sus tiempos de selva,
donde
predomina la lucha para sobrevivir,
lograba descubrir cierta armonía que multiplica la diversidad de vida.
La
segunda nube,
siempre juntándose con otras se daba
y misteriosamente al darse
se enriquecía
con el vapor dado por las diferentes nubes.
En su viaje
encontró un sentido
profundo en el andar de la vida
cotidiana.
En las soledades y los encuentros diarios,
fue descubriendo su razón
de ser.
Su sentido de vida era darse
para el mate de la meditación
y el mate de la rueda entre amigos.
Aportaba su propia agua, a la hora del almuerzo
y de la cena para que a nadie
le falte el alimento de salud,
educación, justicia, cultura y fe…
Algo que pocos pudieron apreciar,
fue el tiempo que esta nube
dedicó a estar a solas
para alimentarse
del roció del comienzo del día.
Complementado por los encuentros comunitarios,
que producían el milagro de la multiplicación de saberes, bienes y abrazos.
Todo lo hacía con amor
y por amor
a quien la había creado...
y se fue
gastando…
y le llegó la hora…
Ya no era
la misma de antes,
habiéndose entregado tenía sus achaques.
Cuentan que murió
como muere todo el mundo…
pero vive eternamente allí donde se dio.
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