…La era está pariendo un corazón
No puede más, se muere de dolor
Y hay que acudir corriendo
]Pues se cae el porvenir
En cualquier selva del mundo
En cualquier calle….
Silvio Rodríguez
Desde hacía ya tiempo mi marido y yo habíamos decidido ir a Bolivia en estas vacaciones de invierno.
Nos movía nuestro amigo Edgardo que está en el Chaco desde hace un año y medio y también la casi necesidad de conocer esas tierras lejanas y hermanas de las que poco se habla por acá. Metidos en una sociedad que impulsa el consumo y la frivolidad, no hay espacio en los medios ni en la mayoría de la gente , sino es para hablar de las bellezas de Río o Miami, dejando a un costado lo originario, lo nuestro, nuestra América pura, con sus raíces, sus costumbres , sus pueblos ,esos que han podido sobrevivir a los siglos y siglos de explotación, de atropello, de injusticias a las que el mundo ha respondido con total indiferencia.
Y así nos fuimos, un poco a contramano , con sólo dos semanas disponibles, ya que teníamos que volver a nuestros trabajos.
En la primera semana del viaje fuimos testigo y parte de la enorme belleza natural e histórica de ese país. Estar en Tiwanaku o en el lago Titicaca, es como sumergirse en los libros de Historia y de Geografía que ya estudiábamos cuando íbamos a la escuela.
Un pueblo que vivió 3000 años antes de Cristo y que había inventado maravillosas técnicas de riego y sistemas de altavoces que aún hoy suenan revolucionarios.
Una bella historia de la creación del mundo, que todavía corre de voz en voz, y que jamás conoció la escritura.
Paradójicamente, adornan esos lugares, bellísimos templos católicos que son lugares de devoción de millones de bolivianos , que van allí anualmente a rezar , hincados frente a imágenes construidas con oro y plata que los conquistadores robaron a sus antepasados y construidos con al sangre de miles de esclavos indígenas, hermanos.
Conquista a las que resistieron algunos profetas que fueron salvajemente descuartizados increíblemente en nombre de dios, y lo escribo con minúscula, porque no es Dios, el nuestro, el de Jesús, sino que es otro, el que inventaron los imperios para devorar, para aniquilar , para adorar el poder y el dinero, esclavizando hombres, niños, mujeres….
Y por las noches, llegábamos los tres, llenos de interrogantes, comentando lo que habíamos vivido y convenciéndonos que HOY ES LA HORA, hora de cambiar, momento de la historia en que el sistema político mundial y religioso tiene que volcar, tiene que caer……..
Que también nosotros tenemos que cambiar, ir día a día por más FE, por más JESÚS, por más y más utopía, para andar y andar, para no cansarnos de ANDAR……
Y pasó una semana, pero teníamos que esperar unas horas más para encontrarnos en Galilea .
Eso vendrá después, en la segunda parte.
Raquel
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