jueves, 11 de agosto de 2011

Mario Moreno "cantinfla" de Cumpleaño, sus 100 años

Queridas niñas y niños:

Hace 100 años, un 12 de agosto nació un niño como nosotros. Un niño que cuando se hizo grande nos hizo reír a carcajadas cuando éramos niños, e incluso ahora siendo adultos con corazón de niño, ocupados en la búsqueda de la verdad y la Justicia.

Tu leerás alguna biografía más histórica. Hoy quiero contarte como regalo la vida de ese «hombrecillo» intentando incorporar su espíritu en lo dicho.


Había una vez en el sur, una familia muy rica. Ahí me tocó nacer riendo a carcajadas. Los hombres grandes te dirán lo contrario que México está en el norte, que mi familia era muy pobre.


No es así que todo lo que está en el norte sea norte y todo lo que está en el sur sea sur, todo depende de donde lo miremos. Sabido es que hay muchos tratados como últimos en los paises llamados del primer mundo y muchos que se creen los primeros en los paises que nos llaman atrasados. Esto me permitió entender y vivir profundamente la verdadera Navidad.


Considero a mi familia muy Rica, porque la verdad que mis padres hacían maravillas para darnos de comer con las migajas que les pagaban en sus trabajos de cocinera y barrendero.

¿Cómo no considerarnos ricos si tuvimos casi 10 nacimientos en casa?. Se fueron al cielo como angelitos cuatro hermanitos al nacer. Porque mientras unos iban a la luna mi madre, no tenía derecho a ir a maternidad... Tu sacarás tus conclusiones si éramos pobres o ricos, pero míralo desde la Vida.

Hay muchos que tienen todo para que nazcamos y no nos hacer nacer, porque son tan pobres que se les va la vida en poseer cosas muertas. Mi familia me enseño que la vida era la mayor riqueza.


No todos pueden nacer. No todos pueden vivir. Nacer y vivir es lo más maravilloso de que pueden ver nuestros ojos y sentir nuestro corazón.


A veces pensamos que ser ricos es otra cosa. Y la cosa es que te digo que hay muchos considerados ricos verdaderamente pobres y muchos empobrecidos con una riqueza enorme. Míralos a los ojos y te darás cuenta.

Desde niño tuve la riqueza que tuvieron la mayoría de los gurises de barrio: estudiar y trabajar. ¿Por qué que pobre vida es pasar en clase de ésto, de aquello y de lo otro todo el día? También jugué y ensucie la ropa mil veces...

Cuando adolescente, me dolió haber dejado la niñez y quería ser grande rápidamente. Al final un día me achicaba y otro me agrandaba. Trabajando en circos, haciendo deporte. Incluso casi volví locos a mis padres anotándome en el ejército, diciendo que tenía 21 pirulos y sólo tenía 16. Mi padre me salvó de esa, queriendo que fuera doctor (tener un hijo profesional era lo máximo ya hace 100 años, a veces es más importante que si el hijo ríe y hace reir a los demás) y tuve que inventarme un sobre nombre «Cantinfla» el que infla y desinfla los pulmones de risa sin decir cosas ciertas, aunque sino pensamos mucho son ciertas de verdad.


Éramos vecinos, pero no amigos del país de los «verdes» ( país del dólar), sólo nos quería para hacer los trabajos que ellos no hacían. Imagínate que se decía de los «rojos» (comunistas).


Y lo que es el amor no enamoramos con una Rusa hasta que la muerte ni así nos separó. Nunca más me volví a casar.


Unos te dirán que tuvimos un hijo, del cual era el padre y ella adoptó, o ella era la madre y a mi me tocó ser como José (padrastro), o quizás te digan que era hijo de no sabemos quien.


La verdad es que cada niño que vi y no vi, intente que riera pero después de ayudarlo a que tuviese alguito en la barriga que no fuera ese diablo llamado hambre.


No puedo contar, porque no se debe contar, los niños llamados huérfanos que comieron del pan de nuestro trabajo. Creo que fui un buen hijo: alimenté a más niños que mis padres, dando más de lo que recibí, resultado: hoy vivo en el corazón de la humanidad.


Porque la vida eterna es como lo dijo el sembrador de Galilea: «gastar y gastarse en bien de los demás... Por eso que difícil es que el que no gasta en bien de los demás y acumula riquezas sobreviva después de la muerte...»

Niña, niño mi regalo es encender el deseo en ti de que seas tu mismo.

Ser es ser con los demás y para los demás, siendo bombero, barrendero, doctor, padrecito o lo que fueres. Otros niños te evaluarán si vas en buen camino «si ríen profundamente».   Nacho

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