En estos días un jugador de fútbol de 17 años, dejó el club Nacional de Fútbol.
Según se informa: un contratista lo llevó para Europa.
El muchacho tuvo que RENUNCIAR a muchos gustos personales: amigos, barrio, costumbres, comidas y también a la gloriosa camiseta tricolor.
Tendrá que CARGAR CON LA CRUZ de vivir en un país europeo con otras costumbres, otro idioma, otro ritmo de vida.
Las renuncias y los sacrificios tienen un por qué : "EL SEGUIMIENTO DEL DIOS DINERO".
Como decía su abuelo: « hay que ASEGURARSE LA VIDA con un buen contrato, lo económico es todo en el mundo de hoy».
Conclusión:
todo Dios exige ciertas renuncias y su seguimiento es exigente.
Sin duda que si hiciéramos una encuesta : dios dinero, es el dios que nos puede dar la salvación, e incluso el que nos puede hacer felices. El mundo no se entraña que alguien lo deje todo y se sacrifique en búsqueda de este dios. Desde lo más sagrado como puede ser la relación familiar. Padres que no tienen tiempo para estar con sus hijos, a veces ni tiempo para tenerlos e hijos que no maduran junto a sus padres y que desde muy temprana edad tienen que emigrar por razones de trabajo o estudio « porque sin dios dinero no se es nada en la vida...»
Hay desocupados, gente sin estudio, sin grandes riquezas materiales que «desearían ser como los ricos, creen que ahí esta la felicidad que todos buscamos».
Este deseo muchas veces los hace renunciar a cosas humanamente valiosas, los hace vender su conciencia, prostituir su moral o ser envidiosos...
Del otro lado hay muchas personas con un buen trabajo, profesionales y con un bienestar económico más que suficiente, que están en la misma: esclavizados de sus deseos, muy preocupados por no perder su seguridad material y lo peor de todo es que pasan los años y se siente insatisfacción, un vacío interior.
La muerte se avecina y parece que nada tuvo sentido, que todo pasa y que lo único que se tiene son bienes materiales que no pueden agregar un minuto a la vida cuando llegue la hora...
En tiempos de Jesús ocurría lo mismo. La lucha de clases en búsqueda del poder y el dinero era lo común.
Jesús se presenta como «un contratista» que VIVE una vida distinta, sin deseo de poder ni de acumular riquezas.
Un contratista que no se impone y si propone la integración a su SEGUIMIENTO. Las condiciones que pone son LA RENUNCIA a toda dependencia, a otros dioses y CARGAR CON LA PROPIA CRUZ, es decir: aceptarse y valorarse según lo que se es. El resultado es una vida distinta en este mundo y la vida eterna ( Mateo 16, 21- 28)
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