Es sorprendente como además de todo el movimiento comercial que se da en las fiestas Navideñas también hay una sensibilidad mayor por la fraternidad y lo religioso.
En general además de los regalitos materiales y las mesas compartidas las personas en estos días se han acercado a las diferentes celebraciones litúrgicas o han tenido el deseo de hacerlo.
Poniendo la mirada en el primer pesebre vemos a María y José con el encargue del cuidado y crecimiento de Jesús. Algo maravilloso que exige superar un montón de dificultades. En particular además de las cosas a resolver como cualquier familia con un hijo pequeño, ellos deben enfrentar la persecución del poder del mal identificado en Herodes.
El día de los inocentes (28/12) es el recuerdo de que «el mal existe» y está actuando en nuestra sociedad. En defensa de sus intereses económicos y de poder, busca destruir la vida familiar y la vida de los más frágiles.
Desde siempre hubieron intereses poderosos para que no hubiesen nuevos nacimientos. Desde siempre los niños han sido «usados» para el enriquecimiento o búsqueda de placer de gente adinerada que «compra servicio».
Lo peor de todo es que a veces se «justifica» el mal acusando a los más indefensos como puede ser una madre empobrecida o niños que sobreviven practicando la mendicidad , la prostitución o el tráfico de drogas. El maligno es capaz de engañar a la sociedad y los Herodes de siempre como tienen recursos materiales suficientes utilizan el «regalo» para blanquear sus acciones destructivas y corruptas. Cuantas veces se escucha que se dice «será lo que será pero ayuda a los pobres». Herodes también mandó regalos a Jesús en el primer pesebre con la intención de mantenerse como único rey.
Como decíamos al comienzo: muchas personas que durante el año no frecuentan los templos se acercaron a las misas y cultos Cristianos en estos días. Quizás se parecen a los pastorcitos del primer pesebre que siguiendo a una estrella, la cual puede ser una esposa, un niño, un ser querido fallecido o simplemente un deseo interior de ir a una iglesia en estos días.
Sobre los pastorcitos se sabe que luego de la navidad volvieron contentos a sus trabajos, a su vida cotidiana. Pero «ya no eran los mismos».
Ellos habían tenido la gracia de ser elegidos para encontrarse con Dios mismo. Y confirmar que Dios los amaba «así como eran». Sintiéndose con la posibilidad de comenzar una vida nueva.
Ojalá las personas que se acercaron a una celebración o simplemente pensaron en Dios hayan experimentado lo mismo que los pastorcitos:
Se sientan amados por Dios. Sintiendose perdonados y con una vida nueva para el año 2012 que comienza. (Luc. 2, 16-21)
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