viernes, 9 de diciembre de 2011

Tercer domingo de adviento

La inocencia de los niños busca la luz y llora cuando se despierta en la oscuridad.
Algunos científicos afirman que la oscuridad no existe, que lo real es la luz la cual está presente o ausente. Poetas lo retoman y dicen que lo real es el amor, lo demás es ausencia de Él en menor o mayor grado.
Así como existe desde siempre la luz natural, se nos dio la capacidad para crear luz artificial. También existe el amor recibido y el que se construye en el tiempo con sabiduría y esfuerzo.

Las distintas espiritualidades y religiones se manifiestan en signos y la mayoría de esos signos son luminosos. Desde el gran sol, hasta una simple velita. Y por lo contrario identificando el mal con las tinieblas, con la oscuridad.

Hoy más que nunca la ciencia nos dice que el niño desde el vientre materno está recibiendo lo que recibe su mamá y todo lo que lo rodea. El niño no es indiferente a nada.
Ninguno de nosotros puede volver al vientre materno para corregir sus carencias y potenciar lo bueno recibido.
Pero la presencia de un niño nos da la posibilidad de dar a los demás lo bueno que se nos ha regalado y lo que nos gustaría haber tenido.

Misteriosamente la siembra nos enseña que con un granito plantado se puede cosechar muchos más. Entonces todo lo que hacemos por un niño de alguna manera se multiplica en nuestro interior.

El camino espiritual cristiano es en relación a nosotros mismos y a los demás. Por lo tanto cada acción que realizamos es motivo de luz de vida para un niño o es motivo de dolor y lágrima.
Cuando estamos frente a una mujer ó a un varón nuestro modo de relación tocará a esa persona de tal o cual manera que también sus seres más queridos recibirán el reflejo de nuestros actos como luz o como oscuridad.

Aprendamos de la luna que no ha tenido la gracia de tener luz propia pero con sus movimientos nos refleja la luz del gran sol. Incluso cuando más lo necesitamos «en la noche».
Podemos pasar la vida quejándonos de lo que no hemos sido amados o dedicadnos a buscar la luz para reflejarlas en bien de los demás, en particular a los más pequeños.
El sol sale para todos,
percibirlo y reflejarlo depende de nuestras opciones
y de los que nos rodeamos.
El Amor está, la luz es lo real...
Volvamos a ser como niños. Eso es navidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario