martes, 11 de junio de 2013

II Romería a la Pulpería de Sarandí de Barcelo

"EL GRAN AMIGO ESTA MUY, PERO MUY CONTENTO"
“Nosotros hacemos lo que tenemos que hacer
 y confiemos en Dios que hará el resto”,
palabras de Alberto Miller cuando comenzaba a soñar e invitar para la II Romería en la Pulpería de Sarandí de Barcelo.
Cada cual desde su lugar fue aportando su granito de arena, superando las ausencias por razones de salud y algunos que dicen Si y después se borran recargando a los demás…
Pero en general todo salió espectacular: desde la caravana de autos antiguos y clásicos que partió desde Río Branco por primera vez acompañada de algunos motoqueros que cruzaron la frontera integrándose desde Brasil, la música del grupo Arcoíris que también peregrinó con sus instrumentos entre otros con su amplificación, músicos y cantores, el grupo de danzas Los Horneros que siempre dicen presente donde se los invite a colaborar.
“Sin duda que ese que algunos llaman Dios
y a nosotros nos gusta reconocerlo como:
a un gran amigo, andaba en todo esto.
 Un signo visible para todos fue el día primaveral con un caluroso sol en pleno junio”. Palabras de Ignacio Pereira que junto a su esposa vinieron desde Melo y se encargaron de filmar la Romería, siendo como lámparas que sirven para que otros reciban la luz de esta milagrosa fiesta.
Los que llegamos cercanos al mediodía ya no encontramos donde estacionar en el predio del almacén, ubicando el vehículo en la orilla de la carretera. Si había lugar para todos y lo decían las banderas aurinegras y tricolores, junto a la de Artigas, a la de los Treinta y Tres, a la uruguaya, a la brasilera, junto con la local de la comunidad que nos recibía: del Sagrado corazón de María.
La ambientación del galpón donde normalmente se hace feria de venta de gallinas, ovejas, herramientas de campo, nos hacía viajar en la memoria al tiempo de nuestros abuelos y a los tiempos de la primera navidad, donde se tejía a crochet, escuchando la vieja radio a lámpara, con las lozas prontas para té o café para compartir con la visita, con las fotos de los familiares en blanco y negro como modo de seguir presente aunque algunos ya hayan dado el paso al más allá. Las frutas, herraduras, y el altar hecho con la mesa de jugar al truco, de matear revestida por un cuero curtido acompañada por las ruedas de carros de madera y de hierro… era algo de la ambientación que nos invitaba a recordar nuestras raíces campesinas.
Los corderos al fuego, que fueron media docena, desde temprano se fueron asando, acompañando un buen trago a los asadores y a los que opinábamos como iba quedando echando un corte previo. Por otro lado se preparaba el arroz y la ensalada. Las mesas estaban bien decoradas con adornos de bienvenida. Los Horneros hacían tortas fritas. No faltando junto al mantel un escrito rescatando recetas tradicionales. La pista de baile animada por la más variada música, se complementaba con aplausos y sonrisas además despertaban en algunos de botas o alpargatas bailando con alguien del pago o algunas de las peregrinas que se olvidaba del qué dirán y se divertía entre quiebres de cinturas con algún pisotón que era lo que más despertaba ovación de las distintas mesas donde ya se trabajaba con el cuchillo y el tenedor.

Hasta que llegó la hora fijada para la bendición criolla, quizás no faltó alguno que alguna vez fue quemado con agua caliente por un cura o pastor que se marchó pensando que lo iban a hacer poner de rodillas o se iba a tener que aguantar un largo sermón de esos que rasca donde no pica, que hace doler las tripas pero nada cambia el corazón.
La mayoría se arrimó muy atenta al desfile de la caballería gaucha de niñas, jóvenes y mayores, bien empilchados trayendo una humilde imagen de María, un poncho para engauchar al cura, un pan casero, agua para ser bendecida y unas estampitas para el recuerdo de este acontecimiento con la foto de la María del lugar. El evangelio criollo fue payado por don Emilio acompañado de Basilio Morales, incluyendo a los evangélicos y a los que no hablan de Dios pero procuran un mundo mejor.
Toda la orquesta complementó la celebración invitándonos a la comunión, compartiendo el pan bendecido repartido por los jóvenes paisanos, entonando el himno a don José. Rodrigo en portugués agradeció la invitación, don Miller recibió el agua bendita y compartió la bendición particularmente a los abuelos y a los enfermos. Junto a doña Blanca que recibió el poncho preparándola para la futura operación y bendiciendo a las madres y abuelas que se emocionaban poniendo corazón con corazón.
No quedaron sin bendecir los niños para que nunca se apeguen al poder, y al tener, y se den con humildad a los que más los necesitan al igual que nuestro prócer Artigas quien supo hacerse familia con el gauchaje orejano, a los indios de esta tierra y a los tenidos como esclavos traídos del continente africano. La procesión en muchos fue por dentro, aunque no faltó alguno que exclamó la emoción con lágrimas y agradecimientos. Continuando con las danzas de Los Horneros, baile, y despedida hasta el próximo encuentro…
“Sin duda Dios estaba muy pero muy contento”…
Nacho 

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