viernes, 21 de junio de 2013

¿Qué quieres mi señor, en mi?

VER:

¿Dónde y en qué circunstancias hemos nacido?
¿Qué nos han contado de nuestro nacimiento?
¿Con qué nombre y apodos nos han ido bautizando?
-Mi mamá cuenta que casi nací en la quinta donde ella estaba trabajando. Y que abrí los ojos enseguida, todo lo quería mirar... Me pusieron el nombre de mi padre pero me apodaron con el nombre de un trabajador rural.

Sabemos que nadie elige donde nacer ni su propio nombre. Sin lugar a dudas nos marca mucho el entorno de nacimiento y de crecimiento. Pero la posibilidad de DECIDIR con que el creador nos ha dotado, nos libera de determinismos abriéndonos al misterio de sueños y realizaciones infinitas.

 ILUMINAR:
    Todos conocemos por medio de la celebración de la navidad las circunstancias de extrema pobreza en la cual nació Jesús. También la realidad de su adolescente madre María y de su padrastro el carpintero José, perseguidos y exilados..

Bien distinta es la realidad del nacimiento de Juan a quien apodaría el Bautista por su dedicación a bautizar. Sus padres eran mayores y el nacimiento fue realizado en un entorno de mucho misterio incluyendo la elección de su nombre (Lucas 1,57-66)

¿Qué quieres que haga?
¿Dónde y con quiénes quieres que viva?
¿A qué quieres que me dedique específicamente? ...
Preguntas que expresaban la libertad ante las condicionantes exteriores y el amor primero a un padre Dios a quien querían servir. Estas preguntas partían también de una realidad concreta social, religiosa y política de la época. La respuesta de Dios es siempre un aporte a la realidad.

¿Qué quieres que sea en bien de los demás,
preferentemente en bien de los más empobrecidos?

ACTUAR:
    Es muy importante conocer nuestras raíces y profundizar sobre el conocimiento de la realidad que nos rodea. La vos del pueblo es la vos de Dios. La reflexión comunitaria nos aporta miradas diferentes hasta Jesús preguntó:-¿Qué dice la gente de mi?. Junto al compartir las distintas miradas de la realidad las cuales entrelazadas son más certeras.

Pero también es necesario el espacio de meditación personal para escuchar a Dios sobre su deseo desde lo que somos hacia la transformación de la realidad.

Conocerse, conocer la realidad, conocer lo que Dios quiere en nosotros son realizaciones permanentes en nuestra vida cotidiana. Pero hay momentos específicos de nuestra historia donde debemos dar pasos en una dirección u otra donde debemos retirarnos «al desierto» para respondernos ¿Qué quieres mi señor, en mi?

La seducción del mundo a través del consumismo, proponiendo acomodarse individualmente es muy fuerte, arrastra a la mayoría. Responder a Dios es muchas veces una locura no entendible para los que nos rodean, es un paso en la fe...Creer es estar dispuesto a seguirlo a Él...
Nacho

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