Antes
de ir al Congreso de Brasil hacía un repaso de las cosas buenas que
se vienen dando, no sólo en mi vida, ya que a diario la comparto con
quien me da la fuerza para animarme a más, sino que tienen que ver
con Rossina y Juan Pablo. Pero también tienen que ver con esto,
aquellos que de una manera u otra me apoyan, me aconsejan, me
corrigen, me cuestionan, me impulsan, me motivan...y son muchos.
Entonces agradecer es más que un acto, es una postura ante la vida,
una actitud, una manera de pararse ante el gran desafío de vivirla,
y con todas las ganas!
Y
por ahí viene otro agradecimiento: este año cursé mi 3er año
de la didáctica del profesorado de filosofía con un proceso
impresionante. No por los logros numéricos, sino por la intensidad
con al cual volvió a latir en mí, la vocación docente. Trabajar en
la docencia directa es una de las pasiones de mi vida y sobre todo
aprendiendo a filosofar juntos. Los jóvenes tienen tanto para darnos
y debemos aprender de ellos, pero también debemos ayudarlos a tener
una conciencia crítica capaz de no conformarse con las apariencias y
los discurso fáciles, y poder llegar a los nudos de los temas
principales de la vida. La educación sigue siendo el camino de
realización de todo ser humano y la mejor defensa ante la guerra de
la ignorancia que nos quiere convencer que así es mejor. Por eso
un GRACIAS enorme al grupo 2H4 del liceo IBO que me ayudaron a seguir
creciendo como docente y que juntos atravesamos un hermoso año.
El
otro agradecimiento
tiene que ver con la oportunidad que tuve de participar en el Primer
Concurso Internacional de Ensayo, organizado por la REDLAPSI (Red
Latinoamericana y Caribeña de Pensamiento Social de la Iglesia) que
busca, a través de algunas iniciativas, llegar a los jóvenes del
continente e invitarlos a reflexionar acerca de la Doctrina Social de
la Iglesia. La enseñanza de la Iglesia acerca de la organización
social, los derechos y deberes de todos los que la componen, el valor
sobrenatural de cada dimensión humana es, en su conjunto, un
patrimonio que aún no es tan conocido y por tanto no es valorado. En
este caso agradezco profundamente a mi esposa que me empujó a que me
animara a concursar. Pero no
sólo eso...también me bancó las horas de estudio, además de la
facultad, la charla sobre el tema, el comentarle mis ideas, etc. Sin
ella no podría haber alcanzado el 3er lugar en el concurso.
¿Cómo
no estar agradecido y sentirme bendecido? Y es apenas el comienzo de
muchos otros sueños que tenemos juntos como familia, y que
compartimos como hermanos con los Colibríes, que ya llegarán. Este
pequeño logro es un estímulo a seguir trabajando por este camino
que cada día se va confirmando...se lo dedico a mi pequeño-gran
hombre, mi hijo Juan Pablo.
Gracias
por estar y acompañarme, Diego Pereira.
No hay comentarios:
Publicar un comentario