En caravana Río Branco-Sarandí de Barceló
Cada uno poniendo al servicio de todos, lo que administra:
su auto, camioneta, casa. guitarra, vida..
EN ESTE DÍA por momentos volví a mi juventud, quizás cuando ustedes reciban estas líneas, también
les surjan recuerdos, de juventud, de adolescente o niño.
¿Cuándo conocimos
una misionera o misionero?
Cercano a los
veinte años son mis inicios de esta experiencia de encuentro con religiosas y
sacerdotes misioneros. En aquel momento de
mis búsquedas, de distintas vivencia, creamos lasos muy lindos con unos
cuantos de ellos.
Con los
años, cuando deje mi casa, mi trabajo, mis seguridades, mi pueblo,para ir al
seminario, me di cuenta de que ellos también en su momento habían tenido este desprendimiento.
Más los valore cuando venían del primer mundo. Al Uruguay de aquel momento con
casi un 40 % en situación de pobreza.
No conocía estadísticas,
solo conocía mi familia con mama y papa que dejaron la escuela en tercer año
para trabajar. Con mis tíos que la mayoría trabajo en el campo o de domestica y
después tuvieron que andar juntando años para conseguir una jubilación. No había
ocho horas en el campo, no se pagaba caja, no había domingo, ni vacaciones. Y
las domesticas “eran como de la familia” que no era necesario ningún aporte, y a
veces estaban a toda hora al servicio y para todo…
Algunos de
los patrones de mis tíos eran amigos, recuerdo las diapositivas, fotos que traían
de su viaje a Europa… También habían de los otros “que no comían el huevo para
no tirar la cascara" y después en su vejes y velorio, tuvieron un juntadero de cuervos dividiéndose la herencia.
EN ESOS TIEMPOS las misioneras y misioneros, compartían su dinero, sus saberes, su fe y
su tiempo. Yo a esa altura era de clase media, y ellos me llevaron a los
barrios donde el mate dulce era la cena, y un liceal era un letrado. Las
casitas de terrón y paja eran noticias especialmente en esta época de fiestas, porque se incendiaban.
Me llevaron al campo, donde primero se fueron yendo los hijos de los patrones
para la ciudad y después los pequeños propietarios fueron sumando para algún
vecino que todo se lo compraba, o para los primeros gringos llenos de verde.
En esos
tiempos en la calle los que hablaban de esto eran “comunistas” y habían estado
presos. A mí me toco estar en una iglesia acompañada por misioneras y
misioneros que no hablaban demasiado, pero se ponía de parte de los de abajo.
Generalmente los de mi clase media y los de arriban, decíamos: “son tan buenos
que hasta tontos son, los pobres les sacan todo”. De bobo no tenían nada, me
fui dando cuenta con el tiempo, me fueron mostrando que “la pobreza con falta
de lo mínimo, comida, salud, educación, no era voluntaria, era parte de un sistema donde todos iban a la misma
escuela, unos con un lápiz y otros con una caja de doce colores, unos con
padres analfabetos y otros con maestras particulares pagas. Y se decía “que
vayan a hombrear bolsa, no quiso estudiar”. Y por las dudas siempre se resaltaba
al 1 % que había salido de familia pobre y había logrado un título
universitario: “Vieron es solo querer nada más”.
El altar de la celebración eucarística
intentando volver al evangelio que se inculturiza
Cuando pase
al liceo, mis padres por medio del contrabando habían llegado a la clase media,
inaguramos el segundo liceo, donde hubo que juntar gurises de todos los barrios
para completar las clases. Hay gente que dice que la educación en ese tiempo
era mejor. Éramos casi el doble de la población actual juvenil que tenemos hoy,
no había casi deserción, por la simple razón que la mayoría no iba al liceo.
Mis dieciséis tíos, ninguno fue, y entre los primos que son unos cuantos, tenemos solo cinco bachilleres y dos maestras. Ahhh hay unos cuantos soldados, deportista, y
hasta alguno que llego a cabo. Muy pocos pasaron por el quirófano, porque las
operaciones no eran para todos y el cementerio no era tan caro si eran en
nichos, en la tercera o cuarta fila y al fondo…
LAS MISIONERAS Y MISIONEROS me fueron mostrando todo eso, que para muchos de mi familia hoy es
normal: que unos no estudien y se sumen a la peonada, para que otros por
estudio o buen patrón nos muestren películas de lugares espectaculares… Esa fue
mi catequesis, “el ubicarse en un lugar de la sociedad”, no por ideología, sino
por aquel amigo del pesebre, el de Nazaret, el crucificado, el resucitado. El
cual su vida es un mensaje. Y Para seguirlo de verdad hay que ubicarse en el
lugar que el vivió, ahí sigue estando, o al menos hay que tener una opción clara
de servicio hacía los que ahí están… Todo lo demás si nos lleva a eso es válido
y necesario... si nos anestesia, o justifica el escalar, es el principal pecado: fariseísmo.
Después en
Bolivia, en otro país en otra cultura, descendiendo al llamado tercer y cuarto
mundo. Siendo escogido en lugares de
nuestra patria grande donde las excursiones ni las vacaciones son propuestas para
nosotros los uruguayos. Ahí si que
valore a aquellas misioneras y misioneros que habían dejado mucho para acompañarnos
en la catequesis “liberadora con una opción in negociable”. Liberado de ataduras
en las relaciones y de las cosas. Opción por los más empobrecidos y alejados.
Primeras comuniones, compartiendo el pan,
la alegría, el abrazo, la mesa.. la fe
HOY
agradeciendo a lo vivido, me toca ser parte de un grupo misionero, que ya no
son solo religiosas y sacerdotes. La mayoría son laicos en todos sus estados. Y
mi foto del día es “la mirada de los niños”. Seguro que les queda la huella de
estas visitas, que pudiendo estar en otra parte, eligieron en plena libertad
venir a compartir con ellos, a un galpón del campo. También les quedara como
sus familiares y vecinos fueron misioneros abriendo sus corazones, y casas para
recibir a los que vinieron.
Los niños vivirán
su adolescencia, y recordaran que también hay adolescentes que hacen esto. Los
niños se casaran, tendrán hijos, estudiaran, trabajaran, les irá bien, les irá
mal… y recordaran que había misioneros de todo tipo, tanto de visita como recibiendo.
Estos niños quedaron marcados para siempre. El mundo les presentara el arbolito
con luces de colores, con una estrella en la punta que hay que alcanzar,
dejando a los de abajo atrás. Justificando “el tener más” y a veces juzgando
equivocadamente a los que la sociedad les ha dado solo un talento…
Si bien hay
mucha gente haciendo el bien en su trabajo, esto tiene un ingrediente profético
para todos los tiempos: tanto el que viene como el que recibe “gasta dinero”.
Nadie cobra un peso por esto. Eso los niños hoy no lo ven, mañana lo agradecerán.
Y recordaran las sonrisas de los que vinieron y los que los recibieron, es
distinta a la de un buen espectáculo, es una sonrisa que sale desde “el
compartirse y el recibir al otro”…
¿Dónde irán estos niños más adelante?
¿ A dónde
nos llama nosotros a seguirlo buscando,
a seguir desprendiéndonos a seguir tejiéndonos?...
Un año nuevo se nos regala,
para soñar con el pesebre o el arbolito de navidad…
Nacho
Camino a Poblado Uruguay
donde las diez visitas
son acogidas en cuatro casas de familias
Meu caro amigo Nacho, como é lindo esse trabalho missioneiro,esse povo oprimido e sofrido necessita mais da aproximação e da acolhida da igreja enquanto evangelizadora que liberta esse povo de Deus da escravidão. Lindo relato, Parabens pelo teu trabalho pastoral de levar a boa nova principalmente aos pobres oprimidos.um grande abraço. Feliz Natal.
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