lunes, 21 de diciembre de 2015

Misioneras y misioneros, visitando y recibiendo.

En caravana Río Branco-Sarandí de Barceló
Cada uno poniendo al servicio de todos, lo que administra:
su auto, camioneta, casa. guitarra, vida..

EN ESTE DÍA  por momentos volví a mi juventud, quizás cuando ustedes reciban estas líneas, también les surjan recuerdos, de juventud, de adolescente o niño.
¿Cuándo conocimos una misionera o misionero?
Cercano a los veinte años son mis inicios de esta experiencia de encuentro con religiosas y sacerdotes misioneros. En aquel momento de  mis búsquedas, de distintas vivencia, creamos lasos muy lindos con unos cuantos de ellos.
Con los años, cuando deje mi casa, mi trabajo, mis seguridades, mi pueblo,para ir al seminario, me di cuenta de que ellos también en su momento habían tenido este desprendimiento. Más los valore cuando venían del primer mundo. Al Uruguay de aquel momento con casi un 40 % en situación de pobreza.
No conocía estadísticas, solo conocía mi familia con mama y papa que dejaron la escuela en tercer año para trabajar. Con mis tíos que la mayoría trabajo en el campo o de domestica y después tuvieron que andar juntando años para conseguir una jubilación. No había ocho horas en el campo, no se pagaba caja, no había domingo, ni vacaciones. Y las domesticas “eran como de la familia” que no era necesario ningún aporte, y a veces estaban a toda hora al servicio y para todo…
Algunos de los patrones de mis tíos eran amigos, recuerdo las diapositivas, fotos que traían de su viaje a Europa… También habían de los otros “que no comían el huevo para no tirar la cascara" y después en su vejes y velorio, tuvieron un  juntadero de cuervos dividiéndose la herencia.
EN ESOS TIEMPOS las misioneras y misioneros, compartían su dinero, sus saberes, su fe y su tiempo. Yo a esa altura era de clase media, y ellos me llevaron a los barrios donde el mate dulce era la cena, y un liceal era un letrado. Las casitas de terrón y paja eran noticias especialmente en esta época de fiestas, porque se incendiaban. Me llevaron al campo, donde primero se fueron yendo los hijos de los patrones para la ciudad y después los pequeños propietarios fueron sumando para algún vecino que todo se lo compraba, o para los primeros gringos llenos de verde.
En esos tiempos en la calle los que hablaban de esto eran “comunistas” y habían estado presos. A mí me toco estar en una iglesia acompañada por misioneras y misioneros que no hablaban demasiado, pero se ponía de parte de los de abajo. Generalmente los de mi clase media y los de arriban, decíamos: “son tan buenos que hasta tontos son, los pobres les sacan todo”. De bobo no tenían nada, me fui dando cuenta con el tiempo, me fueron mostrando que “la pobreza con falta de lo mínimo, comida, salud, educación, no era voluntaria, era parte de  un sistema donde todos iban a la misma escuela, unos con un lápiz y otros con una caja de doce colores, unos con padres analfabetos y otros con maestras particulares pagas. Y se decía “que vayan a hombrear bolsa, no quiso estudiar”. Y por las dudas siempre se resaltaba al 1 % que había salido de familia pobre y había logrado un título universitario: “Vieron es solo querer nada más”.
El altar de la celebración eucarística
intentando volver al evangelio que se inculturiza 

Cuando pase al liceo, mis padres por medio del contrabando habían llegado a la clase media, inaguramos el segundo liceo, donde hubo que juntar gurises de todos los barrios para completar las clases. Hay gente que dice que la educación en ese tiempo era mejor. Éramos casi el doble de la población actual juvenil que tenemos hoy, no había casi deserción, por la simple razón que la mayoría no iba al liceo. Mis dieciséis tíos, ninguno fue, y entre los primos que son unos cuantos, tenemos solo cinco bachilleres y dos maestras. Ahhh  hay unos cuantos soldados, deportista, y hasta alguno que llego a cabo. Muy pocos pasaron por el quirófano, porque las operaciones no eran para todos y el cementerio no era tan caro si eran en nichos, en la tercera o cuarta fila y al fondo…

LAS MISIONERAS Y MISIONEROS me fueron mostrando todo eso, que para muchos de mi familia hoy es normal: que unos no estudien y se sumen a la peonada, para que otros por estudio o buen patrón nos muestren películas de lugares espectaculares… Esa fue mi catequesis, “el ubicarse en un lugar de la sociedad”, no por ideología, sino por aquel amigo del pesebre, el de Nazaret, el crucificado, el resucitado. El cual su vida es un mensaje. Y Para seguirlo de verdad hay que ubicarse en el lugar que el vivió, ahí sigue estando, o al menos hay que tener una opción clara de servicio hacía los que ahí están… Todo lo demás si nos lleva a eso es válido y necesario... si nos anestesia, o justifica el escalar, es el principal pecado: fariseísmo.
Después en Bolivia, en otro país en otra cultura, descendiendo al llamado tercer y cuarto mundo.  Siendo escogido en lugares de nuestra patria grande donde las excursiones ni las vacaciones son propuestas para nosotros los uruguayos.  Ahí si que valore a aquellas misioneras y misioneros que habían dejado mucho para acompañarnos en la catequesis “liberadora con una opción in negociable. Liberado de ataduras en las relaciones y de las cosas. Opción por los más empobrecidos y alejados.
Primeras comuniones, compartiendo el pan,
 la alegría, el abrazo, la mesa.. la fe

HOY agradeciendo a lo vivido, me toca ser parte de un grupo misionero, que ya no son solo religiosas y sacerdotes. La mayoría son laicos en todos sus estados. Y mi foto del día es “la mirada de los niños”. Seguro que les queda la huella de estas visitas, que pudiendo estar en otra parte, eligieron en plena libertad venir a compartir con ellos, a un galpón del campo. También les quedara como sus familiares y vecinos fueron misioneros abriendo sus corazones, y casas para recibir a los que vinieron.
Los niños vivirán su adolescencia, y recordaran que también hay adolescentes que hacen esto. Los niños se casaran, tendrán hijos, estudiaran, trabajaran, les irá bien, les irá mal… y recordaran que había misioneros de todo tipo, tanto de visita como recibiendo. Estos niños quedaron marcados para siempre. El mundo les presentara el arbolito con luces de colores, con una estrella en la punta que hay que alcanzar, dejando a los de abajo atrás. Justificando “el tener más” y a veces juzgando equivocadamente a los que la sociedad les ha dado solo un talento…
Si bien hay mucha gente haciendo el bien en su trabajo, esto tiene un ingrediente profético para todos los tiempos: tanto el que viene como el que recibe “gasta dinero”. Nadie cobra un peso por esto. Eso los niños hoy no lo ven, mañana lo agradecerán. Y recordaran las sonrisas de los que vinieron y los que los recibieron, es distinta a la de un buen espectáculo, es una sonrisa que sale desde “el compartirse y el recibir al otro”
¿Dónde irán estos niños más adelante? 

¿ A dónde nos llama nosotros a seguirlo buscando,
 a seguir desprendiéndonos a seguir tejiéndonos?... 

Un año nuevo se nos regala, 
para soñar con el pesebre o el arbolito de navidad…
Nacho
Camino a Poblado Uruguay
donde las diez visitas
son acogidas en cuatro casas de familias

1 comentario:

  1. Meu caro amigo Nacho, como é lindo esse trabalho missioneiro,esse povo oprimido e sofrido necessita mais da aproximação e da acolhida da igreja enquanto evangelizadora que liberta esse povo de Deus da escravidão. Lindo relato, Parabens pelo teu trabalho pastoral de levar a boa nova principalmente aos pobres oprimidos.um grande abraço. Feliz Natal.

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