sábado, 2 de julio de 2016

MISION Y COMUNION

El Señor eligió a otros setenta y dos discípulos y los envió de dos en dos delante de él, a todas las ciudades y lugares adonde debía ir.
Les dijo: «La cosecha es abundante, pero los obreros son pocos. Rueguen, pues, al dueño de la cosecha que envíe obreros a su cosecha.
Vayan, pero sepan que los envío como corderos en medio de lobos.
 No lleven monedero, ni bolsón, ni sandalias, ni se detengan a visitar a conocidos.
Al entrar en cualquier casa, bendíganla antes diciendo: La paz sea en esta casa.
Si en ella vive un hombre de paz, recibirá la paz que ustedes le traen; de lo contrario, la bendición volverá a ustedes.
Mientras se queden en esa casa, coman y beban lo que les ofrezcan, porque el obrero merece su salario.
No vayan de casa en casa. Cuando entren en una ciudad y sean bien recibidos, coman lo que les sirvan,
Sanen a los enfermos y digan a su gente: El Reino de Dios ha venido a ustedes.
Pero si entran en una ciudad y no quieren recibirles, vayan a sus plazas y digan:
Nos sacudimos y les dejamos hasta el polvo de su ciudad que se ha pegado a nuestros pies. Con todo, sépanlo bien: el Reino de Dios ha venido a ustedes.
Yo les aseguro que, en el día del juicio, Sodoma será tratada con menos rigor que esa ciudad.
Quien les escucha a ustedes, me escucha a mí; quien les rechaza a ustedes, me rechaza a mí; y el que me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado.»
Los setenta y dos discípulos volvieron muy contentos, diciendo: «Señor, hasta los demonios nos obedecen al invocar tu nombre.»
Jesús les dijo: «Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo.
 Miren que les he dado autoridad para pisotear serpientes y escorpiones y poder sobre toda fuerza enemiga: no habrá arma que les haga daño a ustedes.
Sin embargo, alégrense no porque los demonios se someten a ustedes, sino más bien porque sus nombres están escritos en los cielos.»
En ese momento Jesús se llenó del gozo del Espíritu Santo y dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a los sabios y entendidos y se las has dado a conocer a los pequeñitos. Sí, Padre, pues tal ha sido tu voluntad.
Lucas 10,1-12.17-21
- Como bandada de Colibríes, creo que vamos intentando caminar por el camino del evangelio. Tanto yendo al encuentro como recibiendo en nuestras casas, comunidades, recibiendo en nuestro corazón. - -. Encontrándonos con la bandada, que siempre tiene lugar para quien se quiera sentir parte, y también encontrándonos con otros grupos, otros pájaros.
- Lo primero es encontrarnos con su Palabra como centro, para afirmar que no somos un grupo de amigos que se elige, y si somos personas CONVOCADAS POR EL, para estar con el, para encontrarnos entre nosotros, para ser enviados a los demás, visitándolos y acogiéndolos.

- Si bien quizás Jesús convoca a muchos, o a todos, siempre comprobamos que la respuesta es de los humildes, los que se reconocen necesitados de Dios, necesitado de la relación con los demás, necesitados de perdón. 
Nacho

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