sábado, 11 de febrero de 2017

LA LEY AL SERVICIO DEL BIEN COMÚN


Nuestros campos son bendecidos por buenas aguadas, de ríos, arroyos, cañadas, lagunas… Había una vez un buen hombre, sabio, que decidió aprovechar mejor el regalo de la naturaleza, regalo de dios, las corrientes de agua dulce. Entonces sabiamente convoco a los vecinos y de común acuerdo planificaron, construyeron diques, paredes adecuadamente para canalizar y aprovechar mejor el agua.
Teniendo en cuenta la vegetación natural y la convivencia con los animales autóctonos el lugar. Cada tanto evaluaban el servicio de cada dique, pared y se lo modificaba o eliminaba si era necesario para una mejor vida humana. La zona se volvió un paraíso, e vida, productivo y ecológico. Todos estaban felices, incluso el creador.
En otra región alguien quiso imitar la buena iniciativa, y con el tiempo construyó diques, paredes, pero sin tener en cuenta las corrientes de agua. Entonces con el tiempo, el campo quedo amurallado, y el hombre se transformo en un ser exigente y quejoso. No lo graba comprender como en otras tierras el agua corría libremente, canalizada por los hombres, al servicio del bien común. Para este pobre hombre las piedras eran su protección, pero también su aislamiento de los demás hombres.
ENSEÑANZA: La vida, las relaciones humanas, necesitan de ser ordenadas para el mejor bien común. Las leyes son buenas y necesarias, si son para el bien del hombre. La ley es para el hombre y no el hombre para la ley, lo importante es el amor, la vida y el buen encuentro.
Nacho
JESÚS NOS HABLA: No crean que he venido a suprimir la Ley o los Profetas. He venido, no para deshacer, sino para llevar a la forma perfecta.
En verdad les digo: mientras dure el cielo y la tierra, no pasará una letra o una coma de la Ley hasta que todo se realice.
Por lo tanto, el que ignore el último de esos mandamientos y enseñe a los demás a hacer lo mismo, será el más pequeño en el Reino de los Cielos. En cambio el que los cumpla y los enseñe, será grande en el Reino de los Cielos.
Yo se lo digo: si no hay en ustedes algo mucho más perfecto que lo de los Fariseos, o de los maestros de la Ley, ustedes no pueden entrar en el Reino de los Cielos…
(Mateo 5, 17-34)

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