viernes, 17 de mayo de 2013

Este fin de semana en la fiesta de Pentecostés. ( dias despúes de los encuentros en el Verdun, en Mercedes, en el camino...)


Después de una semana de retiro espiritual, quisiera compartir con la propia vida y con algunas palabras los pasos que hemos dado en estos días. Con Fotos del retiro, y de la fiesta de los 25 años sacerdotal, de Edgardo en Mercedes, donde nos rencontrams con amigos, y los amigos de los amigos se hicieron amigos...

Lo primero que Daniel, el predicador, nos invitó fue a descansar juntos.
Sintiéndonos invitados por quien nos ha elegido e intentamos seguir: Jesús, el Nazareno, predicador itinerante en Galilea, el crucificado y resucitado. Ausentarse totalmente es un acto de humildad y de fe. Es creer que no somos imprescindibles y que Dios es el señor de la historia. Dormimos y comimos bien, con buenas caminatas, junto a frater-nos encuentros con los diáco-nos permanentes, algunos curas y quienes nos servían desde la cocina.
Lo segundo propuesto fue la escucha de la palabra bíblica según el evangelio de San Juan, el dicipulo amado, en un clima orante - reflexivo que nos permitía encontrarnos con la verdad de nuestra propia historia. E aquí la importancia de estar a solas en silencio dejando se manifieste el espíritu. También ayudaron las mateadas y eucaristías con los compañeros.
Este fin de semana en la fiesta de Pentecostés.
Jesús en la palabra bíblica nos dice: «La paz esté con ustedes», mostrándonos los estigmas de la crucifixión, regalándonos el Espíritu Santo que es perdón, enviándonos a vivir y proclamar su infinita misericordia. El fruto será una profunda alegría. (Juan 20,19 -23)
Bajando del cerro del Verdún, creo estar en paz. No en esa paz que proponen otras espiritualidades que nos evaden de las realidades de este mundo, ni la paz que se espera después de vencer en una guerra.

Jesús que es nuestra paz vivió, murió y está resucitado de manera «encarnada» en la vida cotidiana y especialmente en las situaciones de mayor injusticia proponiendo la verdad y la solidaridad. No es una paz triunfadora ni perfeccionista.

Estar en paz es estar comprometido de manera responsable con lo que se nos ha encargado y hemos asumido.
Estar en paz es caminar junto a los prójimos con los cuales algunos serán amigos y otros compañeros, siempre abiertos a todos.
Una persona espiritual según Jesús es alegre y optimista, debe cargar con su cruz y será rechazada por los que buscan sobreponerse sobre otros... Su paz es dada a quien se abre a la verdad, se acepta y se perdona. Dando frutos de comprensión y perdón hacia quien busca transitar por la verdad.
Quizás no todos puedan y estén llamados en este tiempo a vivir un retiro espiritual, pero si podemos detenernos un poco, descansar, hacer silencio y encontrarnos con su palabra en verdad experimentando su perdón. El saber ausentarnos es reconocernos como servidores de Dios y dejarlo ser Dios. Ausentarnos no como evasión sino para encontrarnos con nosotros mismos y poder oír su vos miseri-cordiosa, liberadora, de invitación a la vida en común y de envió a comprometernos en la construcción de su reino junto a toda persona de buena voluntad. La paz no es ausencia de conflictos. Estar en paz es tomar las posturas en los conflictos que tomaría Jesús. Para saber de él, hay que estar con él.
Nacho

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