sábado, 30 de mayo de 2015

ENCUENTRO EN CASA DE SYLVINA Y JOAQUIN

Al atardecer del viernes, del último día de hábil, del mes de mayo, cuando es costumbre quedarse en casa por ser fin de mes, o si se viaja por algún motivo en especial, la ruta es capital interior, nosotros emprendimos un viaje desde distintos puntos del país hacia Montevideo.
El tema de prensa era la corrupción en la FIFA, y la voz silenciosa profetizada por economistas, y que se palpa en las familias es: se termino el tiempo de las vacas gordas en la región, el desempleo crece y quien está con trabajo se siente un poco inseguro.
Sin embargo las calles están colapsadas de autos nuevos, abunda la oferta de eventos de todo tipo, las agencias de viaje te resaltan el derecho a vacacionar, y el consumo es el elemento que marca la diferencia para ser.
Al caer de la tarde, viajan los ómnibus repletos  desde el centro hacia las periferias. La cita para nuestro encuentro, era este viernes a dos cuadras de la calle principal frente a la intendencia. Todo el viaje sentí que iba contracorriente. En todo sentido ya que tampoco íbamos a ningún evento promocionado, no lugar de venta de moda, simplemente nos convocaba “un simple encuentro celebrativo”.
Cuando uno se deja llevar por el instinto, por el espíritu, por el corazón, después se da cuenta que hay un tejedor de encuentros, lugares y realidades. Mi primera visita fue al hogar sacerdotal, donde están los sacerdotes ancianos, y entre ellos un amigo compañero de generación. Al final del día descubrí la coincidencia, de que en ese santuario vivió  últimos días el padre Cacho, quien está muy presente en nuestro caminar, y sus palabras en la misa de la noche sería motivo esperanzador de encuentro con Dios.
Después de esta mateada que nos hace valor la amistad, la salud, en tiempos de pobreza de encuentros gratuitos y con epidemia creciente de enfermedades mentales, nos sorprende una amiga que nos espera con el corazón abierto y su auto disponible para llevarnos a la casa del encuentro. Quien, deja familia y bienes por el reino, recibirá el ciento por uno en hermanos, abrazos, mates, comida, ternura y techo.
Dicen que más o menos alas 20 y 30, comenzó el primer canto de la celebración, éramos como ochenta, haciendo presente los saludos que nos habían pedido traer. Como siempre algo que nos caracteriza, y que nos mantiene abiertos y con sabia sorprendente había personas que participaban por primera vez.
Y los niños, que al pedir el canto de manuelita, y con sus juegos de plastisina dan un clima familiar que nos pone en sintonía con la primera eucaristía, la ultima cena de Jesús en casa de una familia.
Los abrazos fueron como ochenta, ya que fueron de bienvenida, de expresión del perdón de Dios, del deseo de su paz y de despedida. En tres horas de celebración, que  con la previa, las pizas, el canto, hasta que con los dueños de casa compartimos las fotos del día, a las 3 y 30 del día siguiente completaron unas ocho horas.



La celebración fue lo central, lo que deja claro quién es que nos convoca y quien es que hace el milagro. Las palabras del Cacho Alonso dichas por mercedes Clara, leídas de su último libro ENCUENTRO, y la palabra bíblica del ENVIÓ de Jesús a sus discípulos nos sorprendieron en su actualidad “como que estaban dichas para justo para nosotros”.
Celebrábamos en particular la acción de gracia junto a Flor, por culminar sus estudios de psicología y la bendición de la nueva casa de Sylvina y Joaquin que nos recibían.
Como es siempre, el chaco boliviano y su gente están muy presente, pero también la semana santa en Córdoba Argentina, el viaje Encarnación Paraguay y los amigo s de Brasil que participan en el campamento en la Laguna Merín. También estuvieron entre nosotros Francisco el papa y Oscar  Romero, con los nombres y las realidades de las ultimas autoridades departamentales y a la alcaldía recientemente elegidas.
Es difícil poner por escrito lo que sucede cada vez que nos juntamos… pero siempre consideramos bueno compartir alguna palabras y fotos, que despertaran sentimientos y recuerdos, en los que alguna vez han participado, y quizás despierte interrogantes y deseos, en los que esperan que a “su tiempo” nos encontremos.
El sol está en lo alto, por acá rezamos y compartimos, sabiendo que el fuego se estará encendiendo por el barrio Colon, en casa de María Eugenia y Fabricio, donde está previsto el mediodía y la sobremesa, para seguir cultivando la espiritualidad de los colibríes, espiritualidad del encuentro con El como centro, y de tejido por la Patria Grande.
Nacho

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