martes, 24 de noviembre de 2015

“Una teología como narración del camino recorrido - Roberto Flores

          
 Esto es juntar el recuerdo de hermanos, paisajes andados, de presentes que continúan hacia algún lugar, revelar un sentido (de dónde venimos), destacar un modo de hacer las cosas (ser como una brisa suave).

“Ir narrando lo andado”, esta fue la recomendación fraterna que le escuché, no hace mucho, a  Leonardo Boff y los encuentros de los colibríes con sus fotos y narraciones en diversos formatos, siempre me recuerdan esa frase tan simple y tan profunda.
A  la vez, así es la teología de los Evangelios: una colección de narraciones entrañables que contienen derrotas transformadas en victorias buenas para todos (Resurrección)  barros amasados desde donde surge la maravilla (una tarea artesanal que lleva puesto un corazón). En la compartida de fotos quedó sin revelar una de Rafael (un vecino de Colonia Valdense que estuvo en el encuentro del domingo) él y su esposa tienen un hijo hermoso de 1 mes de edad que nació sano a pesar de que los médicos le daban las peores perspectivas, una frase que me quedó  fue: “en esos meses de embarazo mantuvimos la esperanza, luego la angustia y el dolor  se transformaron en una alegría inmensa cuando nació”. 
Casualmente la consigna de Nacho para compartir las fotos fue: nombrar los embarazos; lo que escuché de Rafael fue la historia del embarazo de un hijo y el embarazo de una esperanza que se aviva en el momento adecuado para nacer todos los días.
Los embarazos que vimos en las fotos son una muestra de todos los embarazos y como dijo Raquel en la despedida: “lo que vivimos lo vivimos todos”.
La brisa suave que menciona Elías, 
es nada menos que El Dios en el que creemos,
 sopla hoy en cada instante, 
en cada lugar, 
esa brisa es persuasiva porque acaricia, 
se manifiesta uniendo,
 amando;
 nos convence de nunca apagar la mecha humeante,
 es cercano,
 familiar como el aire que respiramos,
 nos ayuda a pensar dos veces 
antes de desechar la caña cascada que parece no servir más, 
y a su tiempo la llama se reaviva
 y la caña termina sirviendo,
 porque esa mecha y esa herramienta casi siempre somos nosotros mismos.
Cuando llegamos a un lugar, como por ejemplo la comunidad que nos recibió este fin de semana, no da el tiempo para compartir todas las fotos y entonces compartimos algunas de ellas sabiendo que hay infinitas más, entonces vemos que El Galileo anduvo por ahí y se quedó, lo recordamos, nos entusiasmamos como los discípulos de Emaús, contamos que lo hemos visto en otros lugares: en Bolivia, en Ecuador, Argentina, Chile, Brasil, en la Laguna Merín, en el encuentro con extraños que resultan ser viejos conocidos; etc.
Carlos Mesters decía que la Palabra de Dios está en las Escrituras; también es la naturaleza que El creó y a la vez también la mujer, el hombre, es  una Palabra de Dios que anda.
La teología como narración de la historia muestra y guarda en el corazón todo lo que va aconteciendo,  porque el corazón no tiene espacio para contener. El encuentro del 21 y 22 en Colonia Valdense  con todos sus instantes y rostros ya son parte de esa narración y a su vez lo narrado hoy nos muestra el estado presente de lo que vivimos, es el presente del recuerdo, es la Vida, la esperanza que experimentamos y está acá en este instante presente, en otros rostros, fotos diversas, paisajes distintos, la misma brisa suave.
                                                                                             Abrazo      Roberto Flores


1 comentario:

  1. Loco tenes que hacer un libro, me encanta como describís la realidad. Saludos

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