Los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharle. Por esto los fariseos y los maestros de la Ley lo criticaban entre sí: «Este hombre da buena acogida a los pecadores y come con ellos.» Entonces Jesús les dijo esta parábola:
.«Si alguno de ustedes pierde una oveja de las cien que tiene, ¿no deja las otras noventa y nueve en el desierto y se va en busca de la que se le perdió, hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra se la carga muy feliz sobre los hombros, y al llegar a su casa reúne a los amigos y vecinos y les dice: «Alégrense conmigo, porque he encontrado la oveja que se me había perdido.» Yo les digo que de igual modo habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que vuelve a Dios que por noventa y nueve justos que no tienen necesidad de convertirse… (Lucas 15, 1 – 32)
HOY EN DÍA: ¿Quienes son las ovejas perdidas o excluida del rebano?
En las familias, en las instituciones, en la sociedad, hay normas de convivencia y conductas. Los que eligen no cumplirlas, o no las pueden cumplir, de alguna manera quedan excluidos o se transforman en personas de segunda en ese grupo.
También somos evaluados por las personas que tenemos a cargo. Ya sean los padres son considerados según la conducta de sus hijos, los educadores según el progreso de su sus alumnos, los directores técnico según los resultados de sus dirigidos…
Es normal el premio y el castigo. Ya sea con honores, retribuciones materiales, aplausos, o simplemente con comentarios.
Si Jesús fue motivo de escándalo social y en el ámbito religioso en su tiempo, hoy en día las personas que siguen sus huellas también lo son. Que no significa estar de acuerdo con las diferentes opciones, el mal o el pecado, sino que la cercanía y la ayuda a ese hombre es por considerarlo PERSONA, más allá de su situación actual.
¿A quienes me propone la palabra bíblica acercarme?
¿ A quienes tenemos que invitar para que se acerque a la comunidad?
¿A quienes hay que liberar de normas excluyentes farisaicas
para que se alimenten del banquete eucarístico?
El mes de la diversidad sexual, nos ayuda a visualizar a PERSONAS con profundo y permanente sufrimiento por ser excluidas tanto familiarmente, socialmente y religiosamente.
Sabiendo que nadie puede «tirar la primera piedra», que todos estamos en proceso de crecimiento, tenemos que hacer nuestros los sentimientos de Cristo: sintiendo más alegría por la cercanía o una buena acción de un excluido, más alegría que la presencia o buenas acciones de los que andamos caminando juntos.
Nacho
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