Es que, como dice Nacho, somos las personas más ricas cuando dejamos todo para estar donde queremos y encontrarnos con los que más nos esperan. Y eso se agranda mucho más cuando los tiempos y los planes no nos apuran, cuando no vivimos para ellos.
Fue un fin de semana lleno de encuentros en varios hogares, que a esta altura son nuestros porque desde la bienvenida nos hacen sentir como en casa. Tan en casa que a veces nos salteamos las presentaciones, como presintiendo que nos conocemos desde hace mucho tiempo a pesar de que por primera vez nos estamos viendo las caras. ¿En qué andará pensando Dios cuando nos quiere encontrar tanto? me pregunto. Y siento que algo me responde, nos responde: no olvides disfrutar del viaje, que ya empezó y es parte de la meta.
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