miércoles, 9 de abril de 2014

DOMINGO DE RAMOS: "El evangelio nos invita a reconocer su presencia en los sin poder..."

En nuestro País van apareciendo los carteles políticos, y en los actos las banderas de los diferentes colores se agitan e incluso algunos candidatos son recibidos con caravana. Sin olvidar, el pasaje y las llegada de la Vuelta Ciclista del Uruguay o hinchadas en los estadios de fútbol que expresan con banderas y cantos el apoyo a sus ídolos.

En tiempo de Jesús también había expectativas mesiánicas, especialmente en el pueblo oprimido por el imperio romano y la clase sacerdotal. Jesús cuando entró a Jerusalén fue recibido con cantos y palmas aclamándolo como el futuro nuevo rey. Dos cosas sorprendentes nos presenta el texto bíblico del domingo de ramos: el medio que elige Jesús y el reconocimiento que le hace el pueblo.
 La costumbre era que las figuras políticas, los militares, las personas con poder se transladaran en carruajes, en caballos pura sangre, o en buenos burros. Jesús elige una burra con cría para entrar a la ciudad capital y es aclamado como el hijo de Rey David venido de Nazaret - de Galilea.Y si bien el reconocimiento de ser de la estirpe de David era algo normal, lo curioso es que lo reconocen procedente de una de las regiones de donde nada bueno podía salir de ahí. (Mateo 21,1-11)


 En toda época ha existido la creencia de la “fuente mágica que derramará para todos”, es decir la creencia que “si a las personas de arriba les va bien a todos nos va a ir bien”. Si una persona viene de familia rica y o la persona ha sabido enriquecerse, la creencia es que si lo ponemos a cargo del bien publico nos enriquecerá a todos. Por lo tanto a nivel político, deportivo e incluso religioso “la presentación” de la persona, de su grupo, de sus actos y de sus templos deben de ser lo más resplandecientes posibles. Las grandes catedrales revestidas de oro y los políticos con muchos bienes o apoyados por gente enriquecida fue y es algo bastante común, para remarcar la creencia del “derrame”.
 Lo novedoso que aporta Jesús es la presencia de Dios y la fuerza de Dios que se mueve con los medios “del pueblo”. No buscando reconocimiento por lo material, por lo exterior sino por la vivencia y la proclamación de la verdad y la justicia. Su pertenencia y cercanía a los más empobrecidos y pecadores le da el poder de los muchos sin poder, que cuando se unen son capaces de liberarse de la opresión de cualquier imperio.
El evangelio nos invita a reconocer su presencia en los sin poder, 
en los lugares considerados como que nada bueno puede salir de ahí. 
Si nos queremos encontrar con Él, ahí está.
Nacho

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