En aquellos
tiempos como en todo tiempo los lugares y las personas tendían a ser
clasificados entre “buenos y malos”. De Nazaret, de Galilea nada bueno podía salir…
En nuestra
familia esta semana hemos vivido: un cambio de actividades, recibiendo visitas
y visitando, limpiando la casa, juntando
leña para el invierno y las celebraciones litúrgicas.
Finalizando
la semana me pregunto sobre la semana
con mayor tiempo libre, en el cambio de actividades:
¿Cuáles fueron las actividades
que priorice?
El Nazaret
de nuestra vida cotidiana también me despierta dos preguntas más:
¿Qué limpié? ¿Qué
junté?
Además de la limpieza de la casa, esta semana posibilitaba
un cuidado mejor del cuerpo, una limpieza de la mente y del corazón.
Nosotros
aprovechamos a juntar leña para que el fuego se encienda en invierno. Esta
semana ofrecía diversas oportunidades: para nuestros gustos, ya sean
familiares, deportivas, folklóricas, campestres, laborales, turísticas, artísticas…
litúrgicas. Cada cual sabrá “que leña juntó esta semana”. Algunos hicieron un
poco de dinero, otros viajaron y descansaron, otros tuvieron reunidos en
familia, otros participaron de espectáculos artísticos o deportivos… o mejor
dicho quizás la mayoría tuvo momentos variados de encuentro, entrega y cosecha.
La liturgia
cristiana de estos días nos quiere alimentar con esa presencia de Dios en medio
del pueblo, ese Dios que comparte la mesa, ese Dios que asume y carga la cruz.
Ese Dios que se acerca y se identifica con los
empobrecidos, pecadores, con los sufrientes y excluidos.
Ese Dios que
nos regala la buena noticia del perdón y la resurrección…
Mucha gente en esta semana alimentó esa fe que
es más que ciertas celebraciones litúrgicas, es un cambio de mente, de corazón,
ante lo inesperado, ante lo negativo, ante las pérdidas, las injusticias, la
enfermedad y la misma muerte.
Para
tiempos de calor no es necesario el
fuego encendido, pero en tiempos buenos es que hay la posibilidad de juntar la
leña para los tiempos fríos de temporales, que siempre llegan.
El jueves
santo nos encontramos en una de nuestras Galileas, en el Lago Merín, donde ni
siquiera grandes eventos habían para esta semana. Sin embargo “que linda celebración
tuvimos”.
Recordando el lavatorio de los pies que nos
dejo Jesús, pasamos un repasador de mano en mano entre los cincuenta presentes
de: Melo, Treinta y tres, Rocha, Tacuarembó, Yaguarón, Montevideo, Canelones,
Colonia, Soriano, Río Branco y Laguneros. Cuando se recibía el repasador
recordamos y agradecimos por los que nos han servido en nuestras vidas.
No faltaron las lágrimas y palabras
entrecortadas, los silencios y sonrisas recordando a Madres, Padres, familiares
y amigos… ahí vimos que Dios estuvo y está con nosotros. Lo que han hecho con
nosotros es lo que nos piden que hagamos con los demás…
Incluso
festejamos el cumple 33 de Santiago, con torta canto, abrazos y la bandera de
Colombia recordando a su novia.
La visita de
Raquel, de su esposo y de su hijo, venidos desde Nueva Helvecia, atizó el “tejido” que se ha ido dando de los Colibríes,
de los campamentos teológicos en ese mismos Lago.
El viernes
santo tuvimos la gracia de ser invitados a la celebración de la parroquia más
chica de la diócesis: Charqueada. Ahí una anécdota evangélica fue: que después de
celebrar la reconciliación en el templo, Estela una Mujer, se le ocurre que
vayamos a la feria junto al río, donde estaban esperando las regatas, donde por
la noche se realiza un festival y demás… Fuimos y el auto se transformó en confesionario móvil… esta mujer nos acercó
al pueblo, acercó la misericordia de Dios al pueblo…
Sin duda que
en todo tiempo los Nazaret de las Galileas son noticia cuando ocurre algún gran
evento o algo trágico, sin embargo podemos experimentar y anunciar que en esos
lugares poco calificados, en esas personas sin mucha puntuación, por ser
pobres, ser viejos, porque les fue mal en la primera apuesta familiar, en esas
personas con carencias más palpables afectivamente o psicológicamente, en esas
personas que no pueden salir de ahí…
Ahí está la
posibilidad de encuentro con el Resucitado, ahí está la fuente de la esperanza
y la vida… Esta tarde los laguneros nos adelantan la Pascua celebrando la misa
a las cuatro de la tarde.
Con la
esperanza de los corredores de la Vuelta Ciclista del Uruguay:
“Todavía queda
una etapa y hasta el final nada está definido”,
la celebración de la Pascua,
por lo tanto todavía hay tiempo para ir a Galilea,
para limpiar nuestra casa,
alimentarnos para el invierno venidero…
y aún si no es así los ciclistas dicen
al finalizar la Vuelta mañana domingo
“si no fue en esta será en la del año próximo”…
siempre hay esperanza…
Nacho
No hay comentarios:
Publicar un comentario