Ante los problemas económicos, familiares, de salud y de amor, la fe, la espiritualidad, la comunidad… pueden ser de gran ayuda. Pero también podemos encontrar soluciones a estos problemas en amigos, en personas de otras religiones, en la ciencias como la psicología o la medicina, en una persona que en una relación de amor nos puede cambiar la vida.
Quedan dos preguntas a ser contestadas: ¿Cómo nos enfrentamos al pecado, sufrimiento e injusticia de otros y nuestras? ¿Cómo nos preparamos para la muerte de nuestros seres queridos y de nosotros mismos?
Ante la guerra, ante la muerte de una persona que consideramos buena, ante los accidentes, ante el cáncer y otras enfermedades graves, ante la traición, ante la diferencia injusta económica, ante las catástrofes climáticas… muchas veces nos quedamos sin palabras. He ahí donde la fe cristiana tiene una Buena Noticia para los que quieren seguir a Jesús: El maravilloso misterio de la Resurrección, de vida eterna junto a Dios después de la muerte, adelantándonos para el presente su infinita Misericordia. Nos plantea el camino de compromiso con la verdad, con la justicia, con la solidaridad, con la paz, con el perdón, sin miedo a la muerte, estando alegres.
Jesús, al ver toda aquella muchedumbre, subió al monte. Se sentó y sus discípulos se reunieron a su alrededor.
Entonces comenzó a hablar y les enseñaba diciendo:
«Felices los que tienen el espíritu del pobre, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
Felices los que lloran, porque recibirán consuelo.
Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia.
Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
Felices los compasivos, porque obtendrán misericordia.
Felices los de corazón limpio, porque verán a Dios.
Felices los que trabajan por la paz, porque serán reconocidos como hijos de Dios.
Felices los que son perseguidos por causa del bien, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
Felices ustedes, cuando por causa mía los insulten, los persigan y les levanten toda clase de calumnias.
Alégrense y muéstrense contentos, porque será grande la recompensa que recibirán en el cielo. Pues bien saben que así persiguieron a los profetas que vivieron antes de ustedes.
(Mateo 4, 25- 5, 12)
Las comunidades cristianas celebran con esperanza el 2 de noviembre, recordando a los seres queridos fallecidos, con un poco de tristeza por su ausencia física, pero con la alegría y la esperanza de creer que están viviendo la plenitud de la vida , en la vida eterna junto a Dios. Donde no habita el sufrimiento, ni el mal, ni la injusticia, ni la muerte, donde todo es fiesta en un gran banquete junto a Dios mismo. Y desde ahí nos acompañan deseándonosNacho
No hay comentarios:
Publicar un comentario