Roberto: - Los Colibríes andan por muchos lugares, tienen gracia, vuelan confiando, atentos a la más leve brisa, su agilidad improvisa piruetas en un instante donde todo se hace presente: quienes dibujaron vuelos que ahora son como tejidos multicolores del pasado, el estado actual de aquello y lo mejor que aún está por venir.
Nacho : Asi lo siento amigo, y por eso quizás este vuelo se hace inexplicable. Una sede central, con sus autoridades, con alguna obra social y templo, nos daría mayor visibilidad y posibilidad de ser definidos. Lo improvisto no es bien visto, parece que surge de la nada y pasa sin dejar nada.
Demos gracia los bienaventurados a los cuales se nos permite ver lo invisible, que hizo nacer este vuelo, y hace nacer cada encuentro en lugares diferentes, con personas diferentes, de modo inédito... Que nos transforma por dentro, al darse el encuentro con el Amor.
R. - Mientras escribo esto, algunos de esos colibríes, volaron desde muchos lugares hasta el Lago Merín, cerca de Río Branco, donde son recibidos por la gente de ese lugar particular; es el encuentro de enero desde hace más de una década, los alcanzaré ahí en la semana y mientras, escribo esto, como una forma más de estar.
N. - Puede sonar a pasado pero nosotros somos necesitados de volver al camino ya recorrido. Recordar, volver a pasar por el corazón, hígado, piel y mente, nos pone hoy distinto. Seguramente Pedro, Santiago y Juan, muchas veces volvieron a recordar el regalo de haber sido testigos de la transfiguración de Jesús. Sin dudar que aquel niño que aportó los panes y peces, para despertar la solidaridad y multiplicar los panes, seguramente volvería a recordar, sin poder explicar esa experiencia de amor, teniéndola como proyecto de vida. Especialmente lo recordarán unos y otros en los momentos de oscuridad, de cruz, de soledad o cuando faltara el pan y el abrazo... Para eso nos sirven las fotos y relatos, y estos diálogos, para ayudar a recordar.
R. - Entre los visitantes a estos encuentros Colibríes hay de todo. Recuerdo hace años a nuestro amigo Jorge, una persona contemplativa (creo que ser contemplativo es la capacidad propia del ser humano, de poder suspender un instante el juicio).
N. - Es parte del misterio de estos campamentos u otros encuentros colibrí, el tejido multicolor de variedad de presencias, en edades, espiritualidades, historias, búsquedas, amores, fragilidades... Y algunos signos de que "estamos vivos" de que esto "es del espíritu", es contar con nuevas presencias y que cada presencia nueva pueda experimentar que "aporto algo", que fue bueno para los demás haber estado. Con la libertad de volver a estar en el próximo encuentro o no... con la libertad de sentirse colibrí o no... sin dejar su pertenecía a su grupos de referencia.
Hoy recordamos a Jorge, monje benedictino que nos regaló su presencia en aquel VI campamento 2017, acompañado de un micro de comunidad Pascual itinerante. También estaba Mercedes Clara que nos hizo presente al padre Cacho; Fernando Alarcón que nos conectó con los pueblos originarios; Rosita venida de Bolivia que se vistió de colibrí en búsqueda; Ana de Guatemala y Camila de Argentina, haciendo presente la espiritualidad de la Fazenda; Mirian vino con sus hijas y hermana desde la Rioja...
R. - Jorge participó de un encuentro colibrí y no concluyó en ningún juicio acerca de la identidad de esa bandada, soy testigo de ello porque me lo encontré unos meses después del encuentro en el que él había participado y me preguntó ¿qué son los colibríes) jajaja.
N. - Que pregunta, que a veces tienen una respuesta más concreta los que nos miran de afuera. Richard Arce mirando las fotos y reconociendo algunos veía "un rejunte variado" el conoce a unos cuantos... Yo le agregaba que nos parecemos al "patio del fondo de la iglesia". Luis del Castillo, lo llamaba el "patio de los Gentiles"... Creo que Francisco el Papa está muy contento con que haya lugar para todas y todos.
De adentro creo nos "vemos en construcción", y si bien tenemos 20 años, y hay algunas responsabilidades asumidas, nuestra adolescencia se ha prolongado y no hemos definido qué es lo que realmente queremos. Esto nos pasa por estar respaldado por un padre madre que nos cuida y acompaña sin apurarnos, dejándonos ir haciendo nuestras propias experiencias, semejantes o distintas a las que han hecho otros grupos humanos. Sentimos que vamos bien... sin saber hacia donde...
R. - Jorge, preguntaba ¿qué son los colibríes La pregunta llegó mientras nos comíamos un plato de tallarines, tuve la sana prudencia de seguir comiendo sin responderle, esperando a que él mismo la respondiese, lo cual hizo, un plato y medio de fideos después. Me dijo: “creo que son muchas cosas, pero lo que más me llamó la atención, es que son una comunidad celebrativa” (que bien Jorge).
N. - Creo que es una definición en dos palabras profundamente evangélicas. Y quien "nos dice" no tiene una mirada superflua. Las vivencias comunitarias familiares, eclesiales, políticas y sociales escasean hoy. El individualismo, servidor del capitalismo, esta ganandonos el partido y así nos tiene: compitiendo, consumiendo, consumiendo nos, llenos de miedos, insatisfechos , peleados con la vida... Que Jorge y otros nos vean como comunidad, nos hace sentir bonitos y en camino. Teniendo claro como decía Miriam de la Rioja, mostrando una piña: "estamos unidos, libres, siendo de distintas formas y tamaños, por algo, unidos por alguien que no se ve y está en el centro".
Comunidad celebrativa, y esto creo tiene una característica central del modo cómo celebró Jesús, en la multiplicación de los panes, el Jueves Santo, con los discípulos de Emaús, junto al mar de Galilea con los pescadores... Él celebró y nosotros celebramos, con las cosas del lugar, celebrando lo que se está viviendo haciéndolo presente a Él en la comunidad, en su Palabra, en la solidaridad, la misericordia, el amor. Con las cosas del lugar, y de las distintas culturas, en el idioma del pueblo, que hasta un niño puede ser parte.
R. - Así es, celebrar de forma sencilla, para que nadie quede afuera, celebrar la vida y las tareas de quienes nos reciben (el equipo local), celebrar: los vuelos de los visitantes, el pasado, los caminos recorridos, la vida. Llevar para compartir: las ganadas, perdidas, las dudas y alegrías…las heridas, los tejidos, cada hilo de esperanza. Son muchas cosas y a la vez se tornan infinitas cuando se agrega lo invisible.
N - Eriza recordar, ver en medio de una celebración, a un niño representando al hombre con el brazo paralizado caído en el suelo, conectándonos con nuestros paralices, entrando una niña de 12 años proclamando con solemnidad la Palabra de Dios, que fue también en Portugués.
Eriza ver a los Scout y las demás banderas, (habiéndose sumado este año la de África y la del gremio de trabajadores del arroz) entre mates, risas, lágrimas y abrazos.
Eriza ver aquella antorcha encendida desde el comienzo hasta el final, la que nos une a la misión universal, la del CAM, llevada por jóvenes que llegaban por primera ves y tuvieron su lugar para aportar en el celebrar.
Eriza recordar que en plena celebración se coló un enmascarado, quizás expulsado de otros templos, o sin lugar, y chistando nos dijo algunas verdades, desde el sentir, sufrir y ser profecía de la ronda violetas de mujeres.
Eriza recordar a Nico y Marcelo detrás del altar en la misa final sosteniendo al cura desintegrado. Al igual que los niños de la teja que dieron una gran mano y seguramente no olvidarán que la amistad entre Juan y Jesús es en libertad. Para que nosotros vivamos sin apegos, libres de ser mesías para los que amamos.
Eriza ver a Jose Carlo en portuñol, haciendo presente en la celebración al genocidio del gobierno israelí y sus patrones, poniéndonos de parte del pueblo Palestino.
Eriza sentir cada presencia las que estuvieron y hoy nos acompañan desde la tierra sin mal, torturados en dictadura por querer vivir en libertad, peluqueros, reinas, médicos, cocineros, curas, la que aportaba con cariño el arroz con leche...
Eriza ver llegar a un hombre doblado por la pérdida de su esposa e hija adoptiva, y ser testigo de su resurrección gracias a Jesús en su palabra, en la eucaristía y la comunidad que se permite en la liturgia dar lugar para llorar con el que llora, abrazarnos sanando heridas y bailando con la esperanza de que llegara un nuevo dia... Ese hombre dijo: " Estábamos hace dos años y vinimos muertos y nos vamos los tres sintiéndonos vivos, he vuelto a nacer".
Eriza ser parte del amor, de la bendición a Ana Maria y Ariel emocionados profundamente, y donde en la muchedumbre: argentinos, brasileños, africanos, venezolanos, y uruguayos se sintieron que la Iglesia los recibió a todas y todos, invocado la bendición de Dios para cada uno...
R. - Antoine de Saint-Exupéry acarició esta idea en su libro “El principito”: “lo esencial es invisible a los ojos”, me permito agregar que lo invisible no se ve con los ojos del cuerpo, pero se intuye con el corazón. Se pone de relieve lo que se lleva en la mirada, en las manos y en los zapatos gastados, chuecos, de quien anduvo por tantos paisajes, encontrándose con todo lo encontrable. Los colibríes se encuentran un rato y consiguen celebrar lo que vivimos todos en un año, es algo bello y al mismo tiempo indefinible. Mi foto del día de hoy, es la misma que cada colibrí comparta junto a todas las fotos invisibles.
Quizás, celebrar de este modo, sea una buena manera de conocer lo invisible, como si lo estuviésemos viendo (admirando), tocando (acariciando), escuchando (en un elocuente silencio).
Abrazo: Roberto Flores