Henrique Pereira Neto
Un proceso de maduración
Hoy la teología de
la liberación forma parte necesariamente del proceso histórico liberador en Latinoamérica
– pasado y presente – y ha llegado a un punto de maduración en la que no sólo
ha construido un genuino discurso sobre la comunidad cristiana, y sobre Dios,
sino que ha sido la base para el desarrollo de nuevas teologías: negra,
indígena, de género, etc.; también en otros continentes, manteniéndose fiel al
punto de vista del pobre, al cotidiano quehacer teológico y al anuncio del
Reino de vida.
Ciertamente no
estuvo libre de críticas, ataques y condenas. Y de las discusiones en la
academia salió fortalecida porque supo proponer e interpretar el tiempo
latinoamericano – el kairós –; contener la participación de los cristianos en
los procesos de liberación – la irrupción de los pobres – e interpretar los
signos de los tiempos en búsqueda de la liberación integral de los hombres y
mujeres; manteniendo la denuncia; y utilizando las ciencias sociales como
mediaciones para analizar la estructura de la pobreza y la sociedad. Al
articular el lenguaje, con el que las comunidades cristianas en Latinoamérica
presentan su mensaje, se hace palabra profética y transformadora de los que no
tiene voz.
Perspectivas
Gustavo Gutiérrez
en los siguientes años continuó trabajando los temas tratados en su obra. En la
introducción a la decimocuarta edición nos advierte que en sus posteriores
libros10 profundizó esas primeras intuiciones.
En esta breve
memoria, que es homenaje a la obra de Gustavo Gutiérrez, presentamos algunas de
las “novedades” hermenéuticas, metodológicas y del sujeto de la teología de la
liberación; pero es el carácter emancipatorio, el vuelo propio que tomó el
pensamiento latinoamericano, que resaltamos con el autor cuando describe que: “mirar fuera de sí misma en busca de modelos
o pautas ha sido – la característica de América latina en el campo del
pensamiento. La urgencia y la riqueza del compromiso que muchos cristianos
comenzaron a asumir en el proceso de liberación popular en los años 60, plantearon
sin embargo preguntas nuevas desde nuestra propia realidad, al mismo tiempo que
señalaron pistas fecundas para el discurso sobre la fe. La teología de la
liberación es una de las expresiones de la adultez que comienza a alcanzar la
sociedad latinoamericana y la Iglesia presente en ella en las últimas décadas.
Medellín tomó acta de esta edad mayor y ello contribuyó poderosamente a su
significación y alcance históricos”.11
José María Arguedas
El viejo sacristán
A 40 años de su
publicación, recomendamos al lector detenerse en la dedicatoria del libro. Está
dedicado a Henrique Pereira Neto, sacerdote brasileño asesinado por un
escuadrón paramilitar en Recife, Brasil (1969), y a José María Arguedas
(1911-1969), etnólogo, antropólogo y escritor peruano que abrió con sus novelas
las puertas al autor para que se encuentre y reconozca con el hombre indígena.
El breve texto de Arguedas citado al comienzo (del libro Todas las sangres) contiene - quizás - el mismo mensaje, en boca
del sacristán indio, que todo el libro de Gutiérrez. Un mártir y un indio de
los Andes nos invitan a volver a leer esta obra con renovada mirada.
... venimos de un encuentro de CRIMPO y alguien informo que alguien dijo que las Comunidades Eclesiales de Base ya habian desaparecido y que ahora solo habia grupos biblicos y movimientos... Tambien alguien en el sur argentino "homenajeo" a los mapuches con un museo que en su puerta dice " alos indigenas que habitaron esta tierra"... son las estrategias del maligno que siembra muerte y a lo que no ha podido matar, lo quiere anular con palabras.
ResponderEliminarFelices los que desemascaran a los verdaderos muertos andantes,(vencidos, aunque aparescan como vencedores),
y señalen los signos de vida, los brotes, retoños y arboles que siguen dando buenos frutos...
(Muertos y Fecundos hay dentro y fuera de nuestra Iglesia...)