En toda cultura el ambiente familiar, especialmente en nuestra niñez, es la escuela principal del amor. Después están los espacios de trabajo, estudio y gratuidad. Si bien el espacio familiar es importantísimo, muchos en la vida han cultivado el amor y han palpado la felicidad viniendo de familias con muchas carencias. Y otros han crecido en un ambiente muy bueno y han elegido ser egoístas y se sienten infelices. Por lo tanto el amor y la felicidad están influenciados por el ambiente en que hemos crecido pero no nos determina, porque el amor es la esencia del ser humano por lo tanto siempre lo va a buscar hasta el final de su vida.
Los que elegimos dedicar un tiempo a encontrarnos con la palabra bíblica, y reconocemos a Jesús como a nuestro Maestro, hoy nos enseña sobre el amor. Para la cultura y la religión Judía la centralidad de la relación estaba en COMO EL OTRO ME TRATA «ojo por ojo diente por diente» «amar a quien nos aman». Jesús cambia el lugar de la fuente del amor, ubicándola en nuestra INTERIORIDAD Y DECISIONES. Más haya de como el otro me trate, Jesús invita a amarlo. Lo que se concreta en la no violencia «dar la otra mejilla» en el desprendimiento de lo material « a quien te pide la camisa darle también el saco». «Amen a sus enemigos y rueguen por sus perseguidores, así serán hijos del Padre que está en el cielo, que hace salir el sol sobre buenos y malos y caer la lluvia sobre justos e injustos». Si ustedes aman solo a los que los aman, ¿qué recompensa merecen?...
(Mateo 5, 38 48)
Amar es mucho más que un sentimiento «ES UNA DECISION EN LAS RELACIONES». Y el amor está centrado en la no violencia, en el compartir y compartirse. Toda persona humana, aunque sea un ladrón, aunque sea mi enemigo es más digno de ser amado que las cosas materiales. Nuestro Maestro sabe que no puede cambiar al otro, pero si CADA CUAL PUEDE CAMBIAR ANTE LOS OTROS. La violencia, el robo, el aprovecharse de los demás existe desde que el hombre es hombre. En cada uno de nosotros, esta elegir «el ojo por ojo y diente por diente», incluso llegar a matar para defender mis cosas materiales. El otro camino de decidir «amar al enemigo» es el de los llamados «tontos» «cristos» y para muchos no es de vida larga, ni de riquezas acumuladas, ni de honores públicos...
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