martes, 25 de febrero de 2014

Voló Páez Vilaró... después de vivir intentándolo

  … Desde nuestro humilde pincel, que intenta sumar con otros/as al poner color y dar una mejor forma a este mundo de hoy, con humildad intentamos pintar unas palabras en relación al vuelo de este gran pintor de la vida.

Recordarlo me hace volar la imaginación a los primeros intentos de los creadores de los primeros hoy llamados aviones. Muchas pruebas con pequeños despegues que maravillaban a los que tenían la gracia de visualizar esos intentos, esos pequeños vuelos… también duros golpes. Seguramente ya existían los incrédulos o los que ponían el acento en las fallidas, pero los que nos regalaron los aviones insistieron…
                                                                        
Seguramente hubo para este ser humano, días de mucho entusiasmo, de pequeños logros y otros de cabeza gacha, de lágrimas, necesitada de un amigo o una amiga, que con su silenciosa presencia, sus palabras o gestos invitara a volver a intentar “volar”.

Este joven que fue capaz de despegar de su tierra cruzando el río en búsqueda de realizar sus sueños. Que hizo lo que encontró “hacer fósforos”, para poder mantenerse en vuelo. Un hombre que fue fiel toda su vida a su gran amor “los no amados del medio mundo negro”. Se juntó  con ellos, se hizo uno de ellos en tiempos que eran tenidos como esclavos, el les dedicó los dones de su pincel, de su cercanía, hasta la última aparición pública de esta vida... Buscó sus raíces en Brasil, Venezuela, Colombia, República Dominicana, Haití, África… teniendo gestos de vuelos hacia lo más alto, atravesando el océano de sur a sur, penetrando en la espesa selva yendo a “vivir en un leprosario” (Del cual recomendamos su libro : ALBERT SCHWEITZER )


También tuvo que buscar en la cordillera de los Andes a los suyos, manteniendo la fe cuando la lógica decretó el fin. Escribió algún libro, fue parte de una película, plantó árboles, tuvo hijos, hizo un castillo, pintó… amó, vivió… fecundó… intentó volar y ahora despegó  hacia el sol, y ahí estará por la eternidad despertando, acompañando vuelos, esperándonos… gracias, contamos contigo.
Nacho




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