El viernes nos volvimos a
encontrar en casa. La cita era a las 20:00 y buenos uruguayos fueron
cayendo poco a poco. Como Rossina trabajaba hasta las 19:00 hrs con
Juan Pablo nos quedamos para ir recibiendo a los que llegaban. No
sabíamos bien quienes venían. Primero llegó Roberto que iba a
esperar a Nacho en casa para ir a charlar un rato. Luego llegó Nacho
que por primera vez viajó von una valija: traía dentro su mochila,
los panchos y varias “Memoria del Colibrí”. Luego llegó
Gonzalo, Marta, Silvina, Erik, Florencia, Marta y Víctor, Silvia, y
por último Víctor Castaño, Daniela y Víctor.
El día anterior hicimos
“limpieza a fondo” en la casa y el viernes antes de que llegaran
ambientamos un poquito con las banderas y un pareo de Numila que
tiene varios colibríes volando en muchos sentidos, que me lo prestó
sin pedírselo (parece que viene en marzo, ahí se lo pido de
regalo...) Es tan lindo preparar la casa para recibir a hermanos! La
necesidad de vernos, de charlar, de leer la Memoria, de saber cómo
estaban después de la Laguna. Atentos a los que aun no nos conocemos
mucho como Silvina, que nos encontramos en la casa de Fabricio y Ma
Eugenia; Silvia, invitada por Cloe después de habernos conocido con
Cloe el fin de semana anterior, también en casa. Victor y Daniela
que venían por primera vez y que poco habías compartido. En fin
prepararamos y llegaron los que tenían que llegar. Otros no pudieron
por varias razones. Doris mandó saludos via cel, lo mismo Fabricio y
flia, y también Nair y Leo. Pablo que venía pero que se le
complicó.
El compartir giró en torno a lo
que habíamos vivido desde el III Encuentro Teológico (para los que
fuimos) y/o lo vivido en enero, en vacaciones, hasta el día del
encuentro. Pero con algo muy especial: luego de comentar lo que cada
uno quisiera, la idea (de Nacho) fue que uno de los primeros libritos
de la “Memoria del Colibrí” fuera para Juan Pablo, y que cada
uno escribiera algo que en un futuro leerá como dedicatoria. De allí
fueron surgiendo varias cosas, relacionadas con la lecura bíblica,
con la vida de Colibrí, con los momentos personales de cada uno, con
los viajes a Bolivia (pasados y futuros), con sufrimientos, con
alegrías, con esperanzas. Luego de compartir el Pan y el Vino,
seguimos la fiesta con las cosas ricas que trajeron varios, con los
panchos, y con un poco de guitarra, percusión y canciones de
alegría.
Entre ayer y hoy con la lectura
de la Memoria hay algo que siento que crece y crece entre nosotros.
Difícil es, sin duda, describirlo. Escuchar las voces de los
protagonistas tal y como ellos cuentan sus vivencias es algo muy
hermoso. Tener a esos protagonistas en casa es aun más grandioso.
Reconocer la sencillez de su forma de vivir que es coherente con su
mensaje y ser parte de esta gigante historia es un privilegio para
nuestra familia. Y en medio de todos nosotros Juan Pablo. Juan Pablo
que ya no es sólo hijo de Rossina y Diego, sino que es ya hijo de la
“comunidad”, como lo viven los guaraníes. El con sus dos
pequeños añitos ya está siendo parte de esta historia que alguien
comenzó y que otros continuarán. Pienso en los más pequeños junto
con Juan Pablo: Romina, Valentina, Marcos, Mateo, Violeta, Renato, y
tantos otros que ya están heredando esto que estamos regando
nosotros. Dios permita que hereden los mejor de nosotros y lo mejor
del mundo: la misma tierra, el agua de un río, los pájaros volando
y los pulmones con aire puro para recorrer nuestra América.
Florencia (prima de Fabricio) ya
volvió de Bolivia, y ya se preparar Silvina para ir hacia allá.
Florencia Fontes tiene prontas las valijas para irse a Brasil a
estudiar por unos meses y Marta y Víctor están poniendo fecha para
ir a Bolivia. Los vuelos seguirán dándose y todos nos alegramos que
así sea. El encuentro fue lindo y pronto nos volveremos a encontrar
en algún rinconcito del país. Edgardo está en Buenos Aires y en
pocos días cruza el charco para quedarse. Allá tendremos que ir a
darle al bienvenida.
Gracias Tumpa-Dios por darnos
tanto. ¿Cómo devolver tanto amor que nos das? La respuesta la sé,
pero no sé si podré amar tanto como tu amas, pero prometo
intentarlo, aun con mis limitaciones, haciendo mi esfuerzo
Desde el silencio de nuestra
casa, luego de su visita, les agradecemos hacernos parte de ésto.
Los queremos. Dios los bendiga.
Diego, Rossina y Juan Pablo.
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