domingo, 23 de febrero de 2014

Lo que dejan los encuentros...

El viernes nos volvimos a encontrar en casa. La cita era a las 20:00 y buenos uruguayos fueron cayendo poco a poco. Como Rossina trabajaba hasta las 19:00 hrs con Juan Pablo nos quedamos para ir recibiendo a los que llegaban. No sabíamos bien quienes venían. Primero llegó Roberto que iba a esperar a Nacho en casa para ir a charlar un rato. Luego llegó Nacho que por primera vez viajó von una valija: traía dentro su mochila, los panchos y varias “Memoria del Colibrí”. Luego llegó Gonzalo, Marta, Silvina, Erik, Florencia, Marta y Víctor, Silvia, y por último Víctor Castaño, Daniela y Víctor.



El día anterior hicimos “limpieza a fondo” en la casa y el viernes antes de que llegaran ambientamos un poquito con las banderas y un pareo de Numila que tiene varios colibríes volando en muchos sentidos, que me lo prestó sin pedírselo (parece que viene en marzo, ahí se lo pido de regalo...) Es tan lindo preparar la casa para recibir a hermanos! La necesidad de vernos, de charlar, de leer la Memoria, de saber cómo estaban después de la Laguna. Atentos a los que aun no nos conocemos mucho como Silvina, que nos encontramos en la casa de Fabricio y Ma Eugenia; Silvia, invitada por Cloe después de habernos conocido con Cloe el fin de semana anterior, también en casa. Victor y Daniela que venían por primera vez y que poco habías compartido. En fin prepararamos y llegaron los que tenían que llegar. Otros no pudieron por varias razones. Doris mandó saludos via cel, lo mismo Fabricio y flia, y también Nair y Leo. Pablo que venía pero que se le complicó.

El compartir giró en torno a lo que habíamos vivido desde el III Encuentro Teológico (para los que fuimos) y/o lo vivido en enero, en vacaciones, hasta el día del encuentro. Pero con algo muy especial: luego de comentar lo que cada uno quisiera, la idea (de Nacho) fue que uno de los primeros libritos de la “Memoria del Colibrí” fuera para Juan Pablo, y que cada uno escribiera algo que en un futuro leerá como dedicatoria. De allí fueron surgiendo varias cosas, relacionadas con la lecura bíblica, con la vida de Colibrí, con los momentos personales de cada uno, con los viajes a Bolivia (pasados y futuros), con sufrimientos, con alegrías, con esperanzas. Luego de compartir el Pan y el Vino, seguimos la fiesta con las cosas ricas que trajeron varios, con los panchos, y con un poco de guitarra, percusión y canciones de alegría.

Entre ayer y hoy con la lectura de la Memoria hay algo que siento que crece y crece entre nosotros. Difícil es, sin duda, describirlo. Escuchar las voces de los protagonistas tal y como ellos cuentan sus vivencias es algo muy hermoso. Tener a esos protagonistas en casa es aun más grandioso. Reconocer la sencillez de su forma de vivir que es coherente con su mensaje y ser parte de esta gigante historia es un privilegio para nuestra familia. Y en medio de todos nosotros Juan Pablo. Juan Pablo que ya no es sólo hijo de Rossina y Diego, sino que es ya hijo de la “comunidad”, como lo viven los guaraníes. El con sus dos pequeños añitos ya está siendo parte de esta historia que alguien comenzó y que otros continuarán. Pienso en los más pequeños junto con Juan Pablo: Romina, Valentina, Marcos, Mateo, Violeta, Renato, y tantos otros que ya están heredando esto que estamos regando nosotros. Dios permita que hereden los mejor de nosotros y lo mejor del mundo: la misma tierra, el agua de un río, los pájaros volando y los pulmones con aire puro para recorrer nuestra América.

Florencia (prima de Fabricio) ya volvió de Bolivia, y ya se preparar Silvina para ir hacia allá. Florencia Fontes tiene prontas las valijas para irse a Brasil a estudiar por unos meses y Marta y Víctor están poniendo fecha para ir a Bolivia. Los vuelos seguirán dándose y todos nos alegramos que así sea. El encuentro fue lindo y pronto nos volveremos a encontrar en algún rinconcito del país. Edgardo está en Buenos Aires y en pocos días cruza el charco para quedarse. Allá tendremos que ir a darle al bienvenida.

Gracias Tumpa-Dios por darnos tanto. ¿Cómo devolver tanto amor que nos das? La respuesta la sé, pero no sé si podré amar tanto como tu amas, pero prometo intentarlo, aun con mis limitaciones, haciendo mi esfuerzo
Desde el silencio de nuestra casa, luego de su visita, les agradecemos hacernos parte de ésto. Los queremos. Dios los bendiga.

Diego, Rossina y Juan Pablo.

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