jueves, 13 de marzo de 2014

SOMOS ELEGIDOS PARA EXPERIMENTAR SU AMOR

    Comenzó el año educativo, y recuerdo a un gran profesor que por medio de sus libros me ha ayudado muchísimo. Dedicó gran parte de su vida a enseñar: matemática, física y química, hasta que una alumna buscó su ayuda. El no supo escucharla y ella se suicidó. Eso lo hizo entrar en crisis. Pasó por un largo tiempo de DESIERTO hasta que tomó la decisión de crear una cátedra sobre EL AMOR.
Un día de clase le preguntaron: – ¿cómo saber cuanto amor hay en el corazón de cada persona? 
Él tomó dos vasos vacíos, uno pequeño y otra grande diciendo:  hay corazones de distintos tamaños por distintas circunstancias de la vida, pero lo que define al ser humano no es tanto lo mucho o lo poco  que me ha dado, sino lo que hago con el  vaso, mi corazón más haya de su tamañazo.
 El vaso vacío está  lleno de aire, el aire es fundamental para la vida, podríamos compararlo con el amor. 
Si al vaso lo voy llenando de cosas materiales, habrá menos aire… menos amor a Dios y a las personas. Pero aún hay algo que puede ser peor que las cosas materiales y que puede contaminar todo el aire por lo tanto desformar el amor: los celos.
Jesús, el hombre libre tiene la libertad de elegir a sus compañeros. Si bien siempre estuvo atento y abierto al encuentro con los del camino, eligió a algunos para compartir la misión encomendada por su Padre. En el texto bíblico de hoy, hace una nueva elección de tres amigos, para llevarlos a la montaña para vivir con ellos una experiencia profunda de Dios. Vivencia de amor tan maravillosa que los elegidos querían armar sus carpas y permanecer en el lugar… (Mateo 17,1-9)
   Este tiempo de cuaresma, es el tiempo más propicio para crecer en el amor. Nuestro Maestro nos invita a limpiar nuestro vaso de todo apego, de toda equivocación, ofreciéndonos su infinita misericordia, su TODO. Quien se siente amado, se valora tal cual es. Y quien se llena de amor AMA. Amar es valorar al otro tal cual es y desearle lo mejor, sufrir con sus dolores y alegrarnos con sus alegrías.
Hemos sido elegidos por Dios mismo para subir a la montaña, experimentar la luz de su amor y después volver a la vida cotidiana para compartir al tiempo de Dios y a quien quiera recibir ese amor.
-¿Qué tengo que sacar en estos días de mi vaso, 
de mi corazón, de mi vida,
 para dejar mayor lugar para Dios?

-¿Cuál es la montaña, el lugar,
 al cual me debo retirar para disponerme a vivenciar 
 la misericordia de Dios que hará resplandecer mi rostro, mi vida?

-¿Qué día y a qué hora?

El amado siempre está disponible para la cita que fijemos para estar a solas con Él.
Nacho  

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