El domingo 18 de Mayo sin duda alguna José Gervasio
Artigas estuvo contento. Recordamos a nuestro prócer, como “al hombre que
fue capaz de unir en un mismo pueblo a: gauchos,
indígenas, españoles, portugueses, afrodescendientes, criollos”. Por eso en la
Romería de Sarandí de Barceló las palabras llenas de
emociones compartían la alegría que sentiría Artigas; “porque ese mismo día nos
encontrábamos en el galpón: los gauchos de la zona, de parajes vecinos,
recibiendo a familias de Melo, Varela, Treinta Tres, Canelones,
Río Branco, Lago Merín… Varones, mujeres, adultos, jóvenes, niños ancianos, de
todos los partidos políticos en plena campaña electoral, de diferentes crecías
religiosas y distintos oficios, todos reunidos entonando el himno a Don
José”.
Lo distinto del movimiento Antigüista,
y que también lo
vivimos en esta fiesta es :
“el modo organizativo”.
Cada grupo de cada lugar
tiene una manera de organizarse,
la tendencia de todos los líderes revolucionarios es “uniformar” a su grupo.
Tanto Artigas como
nosotros “vivimos la libertad para que cada grupo se fuera organizando a su
manera, sin figuras ni modos centralizadores”. Por eso en la preparación previa
poco se sabía unos de otros. Y en el correr de la mañana, “cada grupo fue
llegando a su hora y armando campamento a su manera”. Incluso a la hora del
canto, del baile, del almuerzo, con libertad unos se
acercaron al galpón, otros participaban desde fuera, otros estaban junto al
fogón y otros a la sombra de los árboles. “Sin duda que para los acostumbrados a
lo uniforme, a los que creen que hay solo una manera de organizarse, a los que
se han acostumbrado a la centralidad del poder, este colorido modo de
encontrarse los descoloca e incluso les puede causar ciertas incomodidades”.
La
caballería gaucha traía el pan, semillas, y una virgencita. Y ahí el galpón
quedo chico, sin el orden uniforme de otras ceremonias, todos nos unimos en el
canto en los aplausos, junto al prócer José Gervasio Artigas, “para sembrar
nuevas semillas en un mismo árbol haciendo presente a nuestras Madres que nos
ayudaron a crecer y que hoy y siempre nos acompañaran desde un lugar mejor junto
a Dios”.
Hicimos presente las palabras e Jesús
que nos anuncia la
buena nueva de su presencia:
“donde dos, tres o más están reunidos en su nombre,
y su nombre es el amor.
Por lo tanto familia pequeña, familia grande es:
toda
relación humana en el amor”.
“Luego se bendijo el pan casero
y se lo partió y
compartió con todos
como signo de hermandad, de comunión”.
Después, cada cual a
su hora, con su grupo, en los diferentes vehículos, hacia los cuatro puntos
cardinales regresó a su vida cotidiana, llevando en
su interior encuentros, anécdotas, gestos, palabras,
cantos… muy diversos.
Quizás a unos cuantos nos quedó
una enseñanza:
“que hay otra manera de hacer las cosas,
que es sumando
las diferencias, sin centralismo,
donde todos son
importantes y nadie es imprescindible…”
Hasta la próxima, que nos volverá a encontrar a
Hasta la próxima, que nos volverá a encontrar a
“los que
tenemos el deseo de construir algo juntos,
aportamos lo nuestro en esa
construcción”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario